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Diseña la Casa de Puerto Rico, vivienda que resistirá huracanes

La arquitecta Astrid Díaz presenta un modelo de vivienda diseñado a partir de sus observaciones luego del golpe del huracán María

Es larga la lista de carencias que develó el huracán María hace exactamente seis meses, después de golpear con furia la isla. Y sí, en nuestro país hay pobreza, falta de planificación y, además, un sin número de construcciones que no están preparadas para el embate de los fenómenos atmosféricos, que se proyecta sean más frecuentes y más fuertes a consecuencia del cambio climático.

Con este marco de referencia, la arquitecta Astrid Díaz, quien por meses se dedicó a orientar a miles de ciudadanos afectados por el ciclón, diseñó la Casa de Puerto Rico, un proyecto de vivienda sustentable, resistente a las inclemencias de nuestro clima tropical, accesible para todos sin importar clase social y que cumple con todos los códigos locales de construcción.

Se trata, además, de un modelo de hogar prefabricado que puede construirse, en su forma más básica, en solo cinco días una vez la zapata y el terreno estén preparados. Esto, según Díaz, mirando la necesidad que vive Puerto Rico, donde casi 75,000 hogares se afectaron por el temporal del pasado 20 de septiembre.

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“La Casa de Puerto Rico responde a que muchas veces queremos resolver este problema de interés social y se traen modelos importados que no responden a nuestra realidad cultural ni económica. Los profesionales en locales estamos capacitados para analizar la situación y solucionarla a tono con nuestra realidad”, explicó la experta. Quien agregó: “Esta no es una casa para la clase pobre ni la clase rica, esta es una casa ideada para proteger vida y la propiedad con calidad de diseño”.

Estrategias sostenibles
• Ventilación cruzada
• Integración con el exterior | Las puertas abren 180 grados.
• Iluminación natural
• Quebrasoles y aleros
• Recogido de agua pluvial
• Módulo energético

Precisamente, el diseño será en un material conocido como poliestireno, con una malla de acero revestida de cemento. El módulo básico es de 10 por 30 pies y tendrá espacio para una o dos personas. Sin las terminaciones del interior, comentó la arquitecta, la casa podría costar unos $20,000.

“El material está probado para resistir huracanes, terremotos y fuegos. También es un aislante térmico, que ayuda a reducir el calor que se siente en el interior de la residencia”, indicó.

Con las terminaciones del interior y otros aditamentos, la estructura podría rondar en los $40,000. Esta cifra, afirmó, está acorde con los parámetros de ayuda de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), dependencia que en los próximos meses comenzará a impulsar el proceso de reconstrucción de la isla.

Para la arquitecta, lo importante es que los boricuas puedan invertir su dinero en una opción segura, que a largo plazo les evitará dolores de cabeza y que los alejará de los “empates” en los hogares, que muchas veces solo son un mero “resuelve” y no reparaciones o construcciones perdurables.

Cultura y sustentabilidad

Para el exterior, la arquitecta y su equipo tomaron en cuenta la idiosincrasia boricua. El balcón, por ejemplo, está hecho de varias columnas que sostienen un quebrasol y que al final convergen en la forma de la bandera de Puerto Rico.

Asimismo, la residencia tiene ventilación cruzada y es en forma de rectángulo, cuyas proporciones resisten mejor los terremotos y huracanes.

Y en aras de eliminar la dependencia al combustible fósil y a las instituciones públicas que por años han fallado a los ciudadanos, el equipo de Díaz trabaja en el diseño de una ecocápsula. Este aditamento, que se vendería separado del modelo de vivienda (unos $10,000 más), es un innovador sistema esférico que incluye placas solares, inversor y baterías, una cisterna de 500 galones y un generador eólico. Actualmente, la firma de Díaz está en contacto con proveedores fuera de Puerto Rico para la elaboración de esta iniciativa.

Pero lo más importante para la arquitecta graduada de la Universidad de Puerto Rico, es que su innovador diseño, que surgió del desastre que dejó el huracán, contribuya no tan solo a tener un país con edificaciones resilientes, sino a impulsar el sector económico de la construcción.

“El ensamblaje es completamente aquí y eso va a significar una industria que atenderá nuestro propio problema de vivienda. Va a crear empleo y desarrollo económico. La idea es que los materiales se fabriquen y se diseñen también aquí”, concluyó.

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