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Sale libre después de 11 años en prisión por crimen que no cometió

El hombre, de República Dominicana, vivió en Puerto Rico un proceso plagado de irregularidades.

La licenciada Elba Nilsa Villalba Ojeda, el obreo dominicano Aníbal Reyes Rojas y su hermana Yuberkis en su humilde hogar en Santurce. /Inter News Service

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Después de cumplir 11 de los 85 años a los que había sido condenado a prisión por un crimen que no cometió, Aníbal Reyes Rojas finalmente se encuentra de regreso en el hogar de su familia en Santurce, donde ha comenzado el proceso de reconstruir su vida en plena libertad.

Un recurso de solicitud de remedio y nulidad de sentencia presentado el 2 de marzo de 2017 en el Tribunal de Primera Instancia en Bayamón por la licenciada Elba Nilsa Villalba Ojeda, que resolvió el pasado 14 de febrero la jueza superior Vivian Durieux Rodríguez, devolvió a la libertad a  hombre de 39 años de edad. 

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El contratista independiente, sin embargo, todavía tuvo que tragar amargo porque a pesar de que en la misma fecha la magistrada ordenó su excarcelación inmediata, el documento anduvo “extraviado” por siete días a pesar de los reclamos de la abogada Villalba Ojeda para que se entregara, conoció la agencia Inter News Service (INS).

Al emitir su resolución, la jueza Durieux Rodríguez estableció que “en ánimo de hacer justicia… este tribunal declara Ha Lugar la Moción Informativa en Solicitud y Solicitando Remedio: Nulidad de Sentencia”, a pesar de la oposición esgrimida por el Ministerio Público el 25 de agosto de 2017 por considerar “tardía” la petición.

No es hasta 2017, casi seis años después de ser resuelta la apelación y casi diez años después de haber terminado el juicio, que se solicita se aplique a este caso la norma judicial establecida”, dijo el Ministerio Público en referencia al caso Pueblo v. Jesús Camacho Delgado, supra.

La jueza, que celebró la vista argumentativa el pasado 8 de febrero, explicó que luego de un análisis detenido del expediente judicial, y de los argumentos de las partes, la norma es de aplicación retroactiva a aquellos casos que no tuvieran una sentencia final y firme.

En el caso de Reyes Rojas, natural de Nagua –en el nordeste de la costa de la península de Samaná en la República Dominicana–, la letrada Villalba Ojeda pudo sostener que el encarcelamiento penitenciario era contrario a la ley y la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, “pues priva al peticionario de su libertad sin un debido proceso de ley”.

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Desde su arresto cerca de la medianoche del 9 de septiembre de 2007, en Vega Baja, donde dos individuos lo secuestraron a mano armada en un garaje donde acababa de echar gasolina, Reyes Rojas quedó atrapado en un torbellino de irregularidades, según supo la agencia INS.

Los policías que intervinieron en la persecución de su vehículo, tras producirse el secuestro en la gasolinera, no hicieron el mínimo esfuerzo por arrestar a los dos delincuentes armados, que presuntamente robaron 15 mil dólares a mano armada, luego que Reyes Rojas chocara intencionalmente con otro auto, mientras lo golpeaban para que avanzara a mayor velocidad.

Mientras los sujetos escapaban, los policías arrestaron al obrero dominicano como responsable de un asalto a mano armada en un negocio –en el que nunca había estado– en la zona próxima a la gasolinera, pese a sus argumentos de que era una víctima de los delincuentes, quienes incluso dejaron un pasamontañas en su vehículo, que en las pruebas científicas dio negativo a su persona.

Al determinarse causa para arresto en el Tribunal de Primera Instancia en Bayamón, le impusieron una fianza de 13 millones de dólares, que le imposibilitó aguardar en libertad por el comienzo del juicio en el cual, el 7 de mayo de 2008, fue declarado culpable en 17 cargos por el juez superior Jesús Peluyera Santiago, sino que el 17 de junio de 2018 lo condenó a 85 años de prisión.

Esto, a pesar de que a lo largo del proceso se cometieron numerosos errores, incluido que la identificación del vehículo Ford Explorer rojo de los delincuentes, no se correspondía con la Ford Runner negra que tenía Reyes Rojas para su labor como contratista independiente con reconocidas empresas.

En medio de su angustia a los 28 años de edad, su hermana Yuberkis Reyes Calderón se echó sobre su espalda sacarlo libre ante lo que sabía era una cadena de errores mezclada con irregularidades policiales y judiciales, marcadas por los prejuicios hacia la comunidad dominicana, según pudo constatar en diversas ocasiones, al punto de que una funcionaria del Centro Judicial de Bayamón comentó en voz alta en su presencia que no sabía por qué insistía en la revisión del caso cuando su hermano “va a morir en la cárcel”.

Tampoco la detuvo el hecho de que el Tribunal de Apelaciones rechazara un hábeas corpus y que el Tribunal Supremo no quisiera revisarlo, a pesar de que el juez Peluyera Santiago encontró al obrero dominicano culpable de un caso que había sido desestimado en la la audiencia de causa para arresto.

Reyes Rojas, quien ha comenzado a ponerse al día y a disfrutar de su familia, no puede evitar que las lágrimas asomen a sus ojos cuando habla de la entrega de su hermana Yuberkis y de la labor de su abogada Ojeda Villalba.

Después de miles de dólares gastados en su defensa, de quedarme sin un centavo, y comenzar de nuevo, un abogado me dijo que no podía tomar el caso, pero que había alguien que si lo aceptaba, sacaría en libertad a Aníbal, y así llegué a la licenciada Villalba Ojeda”, contó su hermana Yuberkis. 

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