WASHINGTON — El gobierno de Estados Unidos anunció el viernes que está haciendo permanente su decisión del año pasado de retirar el 60 % de sus diplomáticos de Cuba debido a lo que el Departamento de Estado calificó de “ataques de salud” que afectaron a varios diplomáticos estadounidenses, y que aún no tienen explicación.
En octubre, el Departamento de Estado ordenó al personal no esencial y a todos los familiares que abandonaran La Habana. Esa decisión vino en medio de enfermedades inexplicables que afectaron al menos a 24 estadounidenses. Por ley, el Departamento de Estado solo puede ordenar a los diplomáticos que se retiren temporalmente durante seis meses antes de devolverlos o hacer permanentes las reducciones.
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Los seis meses expiran el domingo, por lo que el Departamento de Estado está desarrollando un nuevo plan de dotación de personal permanente que mantendrá “el mínimo de personal necesario para cumplir las funciones diplomáticas y consulares fundamentales”. Además, los diplomáticos apostados en La Habana no podrán estar acompañados por sus cónyuges o hijos.
El secretario de Estado, Rex Tillerson, aprobó el plan de la dotación reducida permanente debido a los temores por “la salud, la seguridad y el bienestar del personal del gobierno estadounidense y sus familiares”, dijo el Departamento en un comunicado.
“Todavía no tenemos respuestas definitivas sobre la fuente o la causa de los ataques, y la investigación de los ataques continúa”, añadió.
Cuba ha negado reiteradamente toda participación o incluso conocimiento de los ataques, y ha dicho que su propia investigación no ha encontrado pruebas de una acción deliberada.
Washington no ha acusado a Cuba de perpetrar los ataques, pero dice que La Habana es responsable porque semejantes incidentes en la pequeña isla gobernada por los comunistas no podían ocurrir sin conocimiento de las autoridades.