Paulo Portugal / MWN
Tiene la voz, la apariencia y la energía. Tiene esa habilidad camaleónica para convertirse en cualquier cosa en la pantalla. Y aún así, tiene algo único y muy personal que hace creíbles a sus personajes, que hace que los espectadores se identifiquen, aún cuando esté interpretando a un villano.
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En la página de IMDb de Willem Dafoe se pueden encontrar 122 créditos. Algunos de ellos aún siguen en la fase de producción. En otros solo puso su voz, ya sea en animaciones o videojuegos. En unos su participación fue pequeña. Pero en varios realizó excelentes actuaciones.
Fue de Cristo al Anticristo, de narcotraficante a vigilante, de superhéroe a héroe de guerra… Pero en uno de sus personajes más recientes, es un amable gerente del “The Magis Castle Motel” en la película “The Florida Project”, de Sean Bakers.
Metro habló con el actor de 62 años para saber más.
P: ¿Puedo hacer preguntas provocativas?
– (Risas) ¡Sólo quiero preguntas provocativas!
P: Recibiste el Oso de Oro honorífico en el Berlinale y también estás nominado a los premios de la Academia. ¿Cuál es el equilibrio ahí? ¿Tiene más peso un premio que otro?
– Son muy diferentes. Así que es fácil equilibrar. No, estoy feliz por ambos. Vienen de lugares distintos, y significan cosas diferentes. Ambos son buenos. Ves, no es tan provocativa… (risas). Fue una fácil.
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P: Ok, estaba calentando. Entonces, las películas que estás mostrando acá en Berlín, ¿las elegiste tú mismo?
– En realidad no. Porque es un poco traumático. ¿Cuál película debiese mostrar? ¿Las que creo, son mejores, esas donde participé más, las que me muestran mejor? ¿O escojo aquellas que no me muestran tan bien o que no fueron bien recibidas en su momento? Quizás ahora, con la perspectiva del tiempo ¿puedan tener otra oportunidad? Son demasiadas las preguntas.
P: Tengo que decir que te ves muy parecido a Vincent Van Gogh…
– (Risas) Tengo que decir que cuando terminé de grabar (“At Eternity’s Gate”) tenía menos barba y el pelo más rojo. Pero déjame contarte una historia divertida. Me parecía más a él antes. Después de grabar me afeité, pero una hora y edia después alguien me llamó para decirme que tenía un proyecto a largo plazo. Y dijo: “Haz cualquier cosa, ¡pero no te afeites!” (Risas) Así que me la estoy dejando crecer para este nuevo proyecto.
P: ¿Cómo fue interpretar a Van Gogh?
– Fue hermoso. El director es Julian Schnabel y es un gran pintor. La película lidia mucho con la naturaleza. No es una biografía. Toma el final de su vida. Grabamos en Saint Remy, Arles, París… Locaciones hermosas. A veces hablamos en inglés, y a veces en francés.
P: ¿Cómo pasas de Schnabel y Baker, a Edward Norton con la película que están haciendo ahora (“Motherless Brooklyn”)?
– Con todas las películas, el trabajo es diferente, ¿sabes? La historia es diferente, tu papel es distinto, la vida, la sociedad de la película es diferente. Y cuando estás metido en ellas no notas las diferencias. Intento ser práctico y trato de encontrar mi forma para estar totalmente comprometido.
P: Has trabajado con varios directores: Martin Scorsese, Lars Von Trier, David Lynch, Abel Ferrara… ¿Cuál es la diferencia en la aproximación?
– Bueno, trabajas distinto con todos. A medida de que me voy haciendo viejo, quiero ser la criatura del director. Si es que el director es viejo y tiene más experiencia, es un poco más fácil de hacer, pero si es que es un director joven, quizás sea demasiado respetuoso con el actor. Y es un poco complicado. Porque además de entregarte, tienes que ayudarles. Pero todo es personal, todo depende de las personalidades involucradas.
P: ¿Eres muy crítico contigo mismo?
– Sí. Pienso que lo soy. Me gustaría no serlo. Porque soy una persona ambiciosa. Soy serio en relación a lo que hago. Porque cuando sale bien, es algo muy poderoso. Y no estoy hablando solo de actuar. Estoy hablando de las películas. Son muy importantes, pienso. Pueden cambiar la forma en que la gente vive.
P: ¿Cuánto te involucras mientras grabas?
– Con toda la pretensión, hay desencadetantes que te permiten sentirte como alguien más. Todos experimentamos eso, y en momentos de tu vida tienes comportamientos completamente distintos. ¿Estás siendo tú? No es lo típico. Así que hay que pensar ¿qué es tuyo? ¿Quién eres tú?
P: Pero ¿cuán fácil es salirse del papel?
– Cuando las circunstancias que hacen posible al personaje se van, cuando desmontan la carpa del circo y la empacan en el camión, el circo ya no está. Cuando la carpa está montada, es hora de actuar.
P: Pero ¿es fácil para ti?
– No, no es tan fácil, pero tienes que hacer espacio para algo nuevo. Es normal, las cosas perduran, se quedan contigo. Pero no las fuerzo porque los placeres y las cosas que aprender están siempre aquí (apunta a su cabeza).
P: ¿Cómo fue trabajar con Lars von Trier?
– “Antichrist” fue una experiencia hermosa y me gusta mucho la película. Es un personaje interesante. Está muy construida sobre el personaje de Charlotte (Gaoinsbourg); es su vigilante. La película habla de muchas cosas, algunas de las cuales no entiendo totalmente. Pero es una película sobre una mujer. Yo medio que represento el mundo de los hombres machos, y ella representa lo espiritual, la magia. Pero no me gusta que me vean como villano.
P: Entonces ¿no crees que ese personaje sea un villano?
– No creo que sea un villano porque en su mundo está tratando de hacerla a ella mejor. Solo que no tiene el tipo de enfoque iluminado.
P: ¿Qué crees del final de la película?
– Es terrorífico. Pero creo que el final, el prólogo y el inicio son mis partes favoritas. Son piezas hermosas de cine.
P: En “The Florida Project” también eres el vigilante, incluso aunque sea una película muy distinta. E imagino que trabajar con Sean Baker fue también súper diferente…
– Son películas totalmente distintas. Ambas tienen una cultura fuerte. Ambas son bien emocionales y bien tiernas. Y también son tenaces. Más allá de eso, ¡son totalmente distintas! (risas).
P: ¿Cómo fue actuar con estas dos chicas, ¡ambas llenas de energía!?
– Ambas son fantásticas. Quiero decir, mi trabajo fue ir al ritmo de ellas. Ser una persona, más que un actor.
P: También practicas yoga. ¿Te ayuda con los papeles?
– Sí, y me ayuda en mi vida. Afortunadamente, mi vida me ayuda también a meterme en los roles. (Risas) Como actor, es uan preparación, es donde empiezas y terminas. Ves lo que tu cuerpo está haciendo y ver la relación entre tu cuerpo y tu mente. Es eso, básicamente. También ayuda a estar en contacto con tu respiración. Todas esas cosas me ayudan a actuar.
P: Sé que no eres fanático de las nuevas tecnologías, pero Sean Baker grabó “The Florida Project” con un iPhone. También, Steven Soderbergh hizo su “Unsafe” con un smartphone. ¿Qué te parece que los directores estén usando estas tecnologías?
– Lo aprecio. La tegnología en general ha llegado a cierto punto que ha hecho el filmar algo más democrático. Hay muchas formas distintas de hacer películas. Lo que es cosa buena. Hay mucho ruido. El problema ahora es la distribución. También, la televisión está casi acabada, porque se sobresaturó.
P: Sí, y ahora todos están conectados.
– Y nadie habla con nadie. Con la tecnología esto es lo más simple. Y no quiero sonar como un hombre que no acepta los cambios, pero es medio una locura de ciencia ficción salir a la calle y que todos tengan sus ojos puestos en sus pequeñas pantallas.
P: No eres fanático de las series de televisión, pero el panorama está cambiando gracias a Netflix y a Amazon. ¿Qué piensas de esto?
– Está bueno, está bien. Están haciendo películas. Pero no lo sé con certeza, porque no me he involucrado. Bueno, sí hice algo, y en verdad fue tomado por Netflix. Pero es una cosa de gustos, no de juicio. Porque me gusta actuar y hacer cosas.
P: ¿Cuánto de improvisación tuvo “The Florida Project”?
– Mucho menos de lo que crees. Había un guión fuerte. Agregamos cosas cuando estábamos ahí. Sean hizo un muy buen trabajo con los niños, dándoles ideas.
P: ¿Que también estaban en el guión?
– Estaban en el guión, sí. Como esa secuencia preciosa en la que la niña pequeña está tomando desayuno con su mamá, en el comedor, y la otra cuando van a robar carne al Four Seasons: hay líneas preciosas ahí, pero fue Sean el que se las estaba pasando. Por supuesto, siempre hay algo de improvisación.
“The Florida Project” también habla de Estados Unidos…
– Está claro que hay una crisis interna, que hay crisis en el sistema de bienestar. Es más notorio ahora, que tenemos un liderazgo que es estúpido y lleno de odio y división. De lo que más se habla en la película es de responsabilidad social e interdependencia. Y eso es lo que necesitamos, cuidarnos entre nosotros.
P: Hay gente en la película que votó por Trump…
– Sí, es cierto. Es muy cierto. Eso fue trágico. Para ser honesto, he estado trabajando mucho desde que Donald Trump fue elegido, pero la gente se queja. No conozco a nadie que le guste Donald Trump. Mientras haya esta mayoría republicana, lo protegerán solo para mantener la mayoría. Es increíble que no esté afuera de la Casa Blanca.