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Muere Ingvar Kampra, fundador de IKEA

Tenía 91 años al momento de su fallecimiento

Ingvar Kamprad Foto: Aunque Ingvar Kamprad tenía la posibilidad de darse una vida de rico, nunca vivió como uno/AP (Claudio Bresciani/AP)

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Ingvar Kamprad, el fundador de IKEA y que convirtió un pequeño negocio de venta por correo en un imperio global de muebles, ha muerto, según anunció el domingo la compañía.

Tenía 91 años.

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Kamprad murió ayer en su casa de Smaland, en Suecia, indicó en Twitter IKEA Sverige, la división sueca de la compañía.

“Será muy extrañado y recordado con afecto por su familia y el personal de IKEA en todo el mundo”, dijo la empresa.

La vida de Kamprad está entrelazada con la compañía que fundó a los 17 años en la granja de su familia.

Su ética de trabajo, frugalidad y estilo humilde siguen formando parte esencial de la identidad corporativa de la firma en la actualidad. Pero sus errores, incluido un acercamiento juvenil al nazismo, nunca afectaron a IKEA, una de las marcas más reconocibles del mundo.

Kamprad formó el nombre de la empresa a partir de sus iniciales y las primeras letras de la granja familiar, Elmtaryd, y la parroquia donde se encuentra, Agunnaryd. El lugar está en el corazón de Smaland, una provincia boscosa cuyos habitantes tienen fama de ingenio y habilidad en Suecia. Kamprad poseía ambas cosas.

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Aunque hacia el final de su vida, su nombre aparecía con frecuencia en las listas de hombres más ricos del mundo, él nunca asumió las maneras de un magnate. Conducía un Volvo antiguo y vestía de forma sencilla. En un libro de 1998 que coescribió sobre la historia de IKEA habló de su costumbre de visitar los mercados callejeros de verduras justo antes de que cerraran al final del día, confiando en conseguir precios mejores por los productos.

Nacido el 30 de marzo de 1926, Kamprad fue un emprendedor precoz que vendía cajas de fósforos a los vecinos desde su bicicleta. Descubrió que podía comprarlas muy baratas al por mayor en Estocolmo y venderlas a un precio bajo sin perder un buen beneficio. De los fósforos pasó a la venta de pescado, decoraciones navideñas, semillas y, más tarde, lápices y bolígrafos.

Pronto dejó las ventas puerta a puerta y empezó a anunciarse en diarios locales y gestionando un catálogo improvisado de venta por correo. Distribuía sus productos aprovechando la camioneta lechera local, que las llevaba hasta la estación de tren cercana.

En 1950 introdujo por primera vez los muebles en su catálogo. Eran obra de fabricantes locales en la zona boscosa cerca de su casa. Ante el éxito que tuvieron, pronto decidió retirar todos los demás productos y centrarse en muebles asequibles.

Desde entonces, el concepto IKEA —mantener los precios bajos dejando que los consumidores monten sus propios muebles— ofrece objetos para la casa a precios bajos y ha llegado a tiendas de todo el mundo.

En 1994, el diario sueco Expressen publicó que Kamprad había tenido contactos con el líder fascista sueco Per Engdahl en las década de 1940 y 1950. En una carta a los empleados de IKEA, Kamprad admitió que había albergado simpatías por el líder ultraderechista, señalando que se trataba de “una parte de mi vida que lamento con amargura”.

En el libro de 1998 dio más detalles sobre sus “ideas erróneas”, señalando que de niño se había visto influenciado por el firme apoyo a Hitler de su abuela alemana. Sus abuelos paternos emigraron a Suecia en la década de 1890.

“Ahora he contado todo lo que puedo”, dijo entonces en una ceremonia para presentar el libro en una tienda IKEA, en un suburbio de Estocolmo. “¿Puede uno ser perdonado alguna vez por tanta estupidez?”.

El libro también contenía detalles sobre sus problemas con el alcohol y sus éxitos y fracasos en los negocios.
IKEA rinde homenaje a su origen sueco: las tiendas de la compañía están pintadas de azul y blanco como la bandera sueca, y sirven albóndigas y otros platos tradicionales suecos en sus restaurantes. Peor la relación de Kamprad con su patria fue complicada en ocasiones.

A finales de la década de 1970 se mudó a Suecia para evitar pagar los impuestos en Suecia, que en ese momento eran los más altos del mundo. Solo regresó a su país tras la muerte de su esposa, Margaretha, en 2011.

Los registros de propiedad presentados a la Hacienda sueca en 2013 confirmaron que la pareja vivía con comodidad, pero no en el lujo. Tenían dos coches: un Skoda de 2008 y un Volvo 240 de 1993. La fortuna personal de Kamprad se estimaba en 750 millones de coronas suecas (113 millones de dólares), una suma considerable pero lejos de las cifras multimillonarias que le atribuían las listas de personas más ricas elaboradas por Forbes y otros.

Representantes de la empresa han dicho que esas listas, que comparaban su fortuna con las de Warren Buffet o Bill Gates, consideraban erróneamente los activos de IKEA como del fundador. IKEA es propiedad de la fundación que creó Kamprad, cuyos estatutos requieren que los beneficios se reinviertan en la empresa o se donen a obras benéficas.

Los registros estatales indicaban que Kamprad había donado más de 20 millones de dólares a obras benéficas solo en 2012.

Kamprad anunció en 2013 que se retiraría de la junta que controla la marca IKEA, dentro de las medidas para delegar responsabilidades en su hijo, Mathias.

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