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Devastados nuestros recursos naturales por el paso de María

Según el DRNA, se necesitan cambios drásticos para en un futuro mitigar el impacto de los ciclones en nuestro ambiente

Aun cuando han pasado cuatro meses del golpe devastador del huracán María, sus efectos continúan en nuestras conversaciones, escritos y pensamientos. Y es que, definitivamente, todos los ángulos de la sociedad puertorriqueña se afectaron tras la llegada del fenómeno atmosférico el pasado 20 de septiembre. Esto incluye —aunque no se haya hablado sobre eso tan frecuentemente comparado con asuntos como la energía eléctrica— nuestros recursos naturales.

Tan solo en la infraestructura de las áreas protegidas, aspecto que es más sencillo de cuantificar, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) estimó pérdidas de $20 a $25 millones, que representan un reto para la agencia tras los recortes presupuestarios producto de la estrechez económica. En estos espacios, donde se llevan a cabo talleres, investigaciones y actividades recreativas, se perdieron paseos tablados y muelles. Todavía, luego de 124 días del ciclón, 80 % de dichas áreas naturales protegidas siguen sin luz y solo un 75 % tiene agua potable, informó a Metro la secretaria del DRNA, Tania Vázquez.

Según un comunicado de prensa del DRNA, la dependencia administra 20 bosques estatales, 34 reservas naturales y cinco refugios de vida silvestre.

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Pero más allá de las estructuras, las pérdidas reales en nuestro medioambiente tras el temporal podrían jamás ser cuantificables, asunto que ha levantado preocupación entre los expertos del clima y el ambiente, así como entre políticos y administradores.

“Uno de los problemas mayores fue la deforestación. Ese fue el mayor impacto, porque trae un efecto directo en la fauna y se modifican los hábitats de las especies, su alimentación y su refugio contra los depredadores”, sostuvo Vázquez, quien además explicó que conocer la proporción de árboles afectados es complicado. “Es muy difícil […]. Debe haber un inventario inicial en extensiones de cientos de cuerdas”, agregó.

La deforestación, sin embargo, puede que, a largo plazo, produzca resultados positivos, como el crecimiento de árboles jóvenes, que por la flora adulta no reciben la energía solar necesaria para desarrollarse.

Ahora bien, para atajar la situación de la flora de Puerto Rico y normalizar los ecosistemas del territorio, en los próximos meses, el DRNA comenzará una campaña para reforestar la isla, en la que esperan participe la comunidad en general, pues María destruyó los viveros y semilleros de la agencia.

“Perdimos los viveros, así que necesitaremos personas que donen semillas y plántulas. El vivero de Aguadilla está en recuperación y estamos trabajando con el de Cambalache”, indicó la secretaria.

En las reservas costeras, aunque tampoco tienen un número fijo, el huracán devastó los corales, así que han comenzado a sembrar nuevos.

En términos de la fauna, en general, Vázquez comentó: “No tuvimos tantos impactos visibles”. De hecho, se mostró satisfecha de que el DRNA ha contado 130 cotorras de las 135  que eran parte del programa de recuperación del Bosque Estatal de Río Abajo. “Hasta el momento”, manifestó Vázquez, “no hay señales de que las cinco restantes hayan fallecido, así que están esperanzados en encontrarlas”.

¿Cuáles son las soluciones?

Uno de los aspectos más importantes para Vázquez en aras de hacer a Puerto Rico resistente al embate de los huracanes, es establecer una política pública para atender el cambio climático. Todos los planes de emergencia, así como la legislación que, de ahora en adelante, se presente, deberá tomar en cuenta este aspecto, señaló.

“Tenemos que reestructurar todos nuestros planes de emergencia, porque ninguno sirvió. También, todos nuestros planes de construcción, que se prepararon sin prever lo que podría pasar con este tipo de eventos. La intensidad de la lluvia, que sobrepasó todas las proyecciones, nos hace repensar que la forma de construir tiene que cambiar”, acotó.

“Para que seamos más resilientes debemos evitar construir en áreas costeras. El nivel del mar y la erosión deben ser tomadas en consideración para tratar de evitar que se dañen las áreas protegidas”, agregó.

Para mitigar los daños producidos por el huracán a corto y largo plazo, el DRNA ha solicitado ayuda económica a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos, la Agencia Federal de Protección Ambiental, el Departamento de Agricultura Federal y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, entra otras.

Gestan iniciativas en la Asamblea Legislativa

Para el legislador Carlos Rodríguez Mateo, presidente de la Comisión de Salud Ambiental y Recursos Naturales del Senado, lo primero que hay que hacer para atajar los efectos de los fenómenos atmosféricos en nuestro medioambiente es investigar la respuesta de las agencias concernientes luego del paso de María. Y es que, según dijo, solo con este precedente se podrán gestar nuevos reglamentos y leyes al respecto.

Es, por tal razón, que en días recientes sometió ante la consideración del Senado la Resolución 535, que tiene el propósito de “estudiar los planes de mitigación, prevención y manejo” de dependencias como el DRNA, la Junta de Calidad Ambiental, Departamento de Salud y la Autoridad de Desperdicios Sólidos, para minimizar los efectos adversos a la salud y medioambiente tras el paso de los huracanes Irma y María.

“Tenemos versiones encontradas de si las agencias estaban preparadas o no. La experiencia nos tiene que servir para que en el futuro esas áreas débiles y susceptibles no se repitan, y esta resolución pretende realizar un estudio abarcador sobre los planes de mitigación y de prevención”, sentenció Rodríguez Mateo.

Para el legislador, las agencias dedicadas al medioambiente y la salud hicieron el mejor trabajo posible ante un evento de la magnitud del huracán María. Empero, le resultó sospechoso, por ejemplo, el alza en casos de leptospirosis luego del ciclón, que fueron 76 en total, así como las muchas quejas de alcaldes por cuerpos de agua contaminados. Al tiempo, indicó que es importante ponerle el ojo al aspecto de las generadoras eléctricas, cuyo uso ha incrementado ante la falta de energía eléctrica, y que podría ser nocivo para la salud por los gases y el ruido que emiten.

De acuerdo con Rodríguez Mateo, hay un ambiente propicio en la Legislatura para trabajar medidas como la Resolución 535, porque tanto legisladores de minoría como de mayoría reconocen lo apremiante de la situación.

La comisión que preside, además, se dispone a analizar próximamente un proyecto sobre cambio climático sometido por el vicepresidente del Senado, Larry Seilhamer, y el cual procurará hacerlo “viable”.

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