WASHINGTON (AP) — Si algunas personas pensaban que el presidente Donald Trump podría suavizarse en este 2018 y que se abstendría de provocar a los líderes mundiales a través de Twitter, es un buen momento para reconsiderarlo.
Trump empezó el año de una forma excepcionalmente agresiva, incitando a nuevas peleas en Twitter con una velocidad tan rápida que a sus aliados, a sus socios internacionales y al público les está costando mantenerse al tanto.
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Si el presidente estadounidense fue impetuoso en el escenario mundial en su primer año, en los primeros días del segundo parece ser que solamente estaba calentando los motores.
¿Sobre Pakistán? Son unos mentirosos y estafadores que habilitan a los terroristas, tuiteó Trump unas horas después de que el mundo celebrara el comienzo de un nuevo año.
¿Los palestinos? No recibirán más ayuda estadounidense hasta que se organicen y accedan a sostener negociaciones de paz con Israel.
En cuanto a Irán, está “fallando en todos los niveles”, tuiteó Trump, y declaró un total apoyo estadounidense a los manifestantes que se opongan al gobierno.
Y en lo que respecta a Corea del Norte, el líder norcoreano Kim Jong Un podría tener un “botón nuclear” simbólico en su escritorio, pero el de Trump es un botón “mucho más grande”, afirmó el presidente, con lo que envió a la ligera una amenaza para lanzar el primer ataque nuclear en el mundo en más de 70 años.
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Para los partidarios de Trump, e inclusive para sus críticos, podría parecer algo normal en el presidente. Después de todo, en su año inaugural el mandatario fue más allá de los límites presidenciales con declaraciones provocadoras que con frecuencia no se cumplieron.
Sin embargo, para los países extranjeros que tratan ansiosamente de interpretar al presidente, declaraciones como las anteriormente mencionadas pueden tener consecuencias reales. Pakistán está furioso por los comentarios de Trump, y convocó al embajador estadounidense en Islamabad a que explicara el menosprecio a un socio clave de Estados Unidos en materia de seguridad. Por su parte, a los expertos en Corea del Norte les preocupa que los dardos que Trump le lanza a Pyongyang puedan desatar una guerra entre los dos países.
“Creo que debería detenerse. Es peligroso. Son bravatas peligrosas”, dijo el ex vicepresidente Joe Biden a The Associated Press el martes. Durante una visita al Capitolio, Biden dijo también que Trump necesita entender que no se trata de un juego y que “las palabras importan” cuando las dice un mandatario.
La Casa Blanca restó importancia al furor ocasionado por los comentarios del presidente.
La portavoz Sarah Sanders insistió en que Trump no estaba “provocando” a Kim Jong Un, sino que simplemente estaba “defendiendo a la gente de este país”. Lo que sí sería peligroso, de acuerdo con Sanders, es que Trump se quedara callado.
“Este es un presidente que no va a acobardarse ni a ser débil”, indicó la vocera.
Trump lanzó su rápida explosión de nuevas declaraciones sobre política exterior y con ello dejó claro que el segundo año de su presidencia no será menos agitado que el primero.