WASHINGTON — El Congreso de Estados Unidos se dispone el martes a aprobar una masiva reforma fiscal que ha sido desde hace tiempo anhelada por los republicanos: una ambiciosa reducción de los impuestos que beneficiará principalmente a gente acaudalada y a las grandes corporaciones.
El primer paso será la votación en la Cámara de Representantes, donde los partidarios de la medida cuentan con los votos necesarios a pesar de la oposición de 12 republicanos disidentes.
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Se espera que poco después, ya sea más tarde el martes o el miércoles, la votación pase al Senado y de allí la medida pasaría al escritorio del presidente Donald Trump para su firma. Se estima que las votaciones se adherirán a las líneas partidistas pues la totalidad de los demócratas se oponen.
En semanas recientes surgieron dudas sobre si el Senado aprobaría la reforma ya que algunos republicanos expresaron reservas. Apenas el viernes fueron convencidos los disidentes: Marco Rubio de Florida y Bob Corker of Tennessee. Otros disidentes _Susan Collins de Maine y Mike Lee de Utah_ accedieron el lunes.
Por lo tanto la más radical reestructuración del sistema de impuestos en tres décadas en Estados Unidos está encaminada a su aprobación por el legislativo y promulgación presidencial.
La compleja legislación es una combinación de dos versiones: una aprobada por la Cámara de Representantes y una aprobada por el Senado. De manera permanente reduce la tasa impositiva para las corporaciones de 35% a 21% y reduce los gravámenes para los más acaudalados. Recorta los impuestos para los demás también, pero mucho menos y sólo de manera temporal. La deducción estándar aplicada a dos tercios de las familias del país se duplica a 24.000 dólares para parejas casadas, pero ello caduca en ocho años.
La deducción de 1.000 dólares por hijo se duplica a 2.000 dólares, con un recorte de hasta 1.400 dólares para quienes deben pocos o ningún impuesto. Los padres tendrán que suministrar el número de Seguro Social del hijo para recibir esa reducción, una medida diseñada para evitar que la medida sea aprovechada por los que están en el país ilegalmente.
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La legislación además elimina una parte importante de la reforma al sistema de salud aprobada bajo la presidencia de Barack Obama: la exigencia de que todos los estadounidenses tengan seguro de salud o sufran una penalidad. Es una medida que busca privar de fondos a la reforma de salud, una ambición conocida de los republicanos.
De ser aprobada, la reforma será el primer logro legislativo de los republicanos en el Congreso tras un año entero en que controlan ambas cámaras además de la Casa Blanca. Se calcula que empeorará la deuda nacional que ya asciende a 20 billones de dólares.