Cuando se cumplen hoy cinco años de la violación en grupo y asesinato en Nueva Delhi de una joven de 23 años que desencadenó un debate en la India sobre la situación de la mujer, aún se registran más de cien violaciones diarias, mientras se reclama un sistema judicial más ágil y mayor protección policial.
“Siento decir que durante los últimos cinco años nada ha cambiado, al menos en Delhi”, dijo a Efe Swati Maliwal, directora de la Comisión de la Mujer del Gobierno de la capital india, donde en 2016 se denunciaron casi 5 mil abusos sexuales.
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Todo comenzó en la tarde del 16 de diciembre de 2012, cuando la estudiante de Fisioterapia Jyoti Singh, de 23 años de edad, acudió al cine con un amigo en un centro comercial del sur de Nueva Delhi y al salir, algo apresurados, decidieron volver a casa en autobús.
Allí seis hombres, incluido el conductor, golpearon a la pareja y luego se centraron en la chica, a la que violaron y torturaron, para luego lanzarla a la carretera desnuda con el autobús aún en marcha.
La joven, conocida por el sobrenombre de “Nirbhaya” (“Sin miedo”, en hindi) por su tesón en encontrar a los culpables, murió 13 días después en el hospital de Singapur al que fue trasladada de urgencia a consecuencia de las graves heridas.
La brutalidad de la violación desencadenó en la capital india multitudinarias protestas y una presión social que llevó a las autoridades del país asiático a endurecer las penas de cárcel y a prometer una mayor agilidad judicial y más protección a las mujeres, algo que, según Maliwal, no ha sucedido.
La Policía de Delhi, afirmó, ha venido reclamando durante la última década 66 mil nuevos agentes pero “no han recibido ni uno”, lo que provoca que pocos tengan miedo a las fuerzas de seguridad en una ciudad con al menos 13 violaciones diarias, algunas a menores.
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“En la capital hemos tenido, en un período de diez días, la violación de una niña de un año y las violaciones en grupo de una niña de 7 años y otra de un año”, reveló la trabajadora social.
La directora de la Comisión de la Mujer de Delhi reclamó además que en los casos de menores los juicios no duren más de seis meses, porque los procesos largos, que son una mayoría, se hacen “muy duros” para niñas de esa edad.
Maliwal participó hoy en un acto en el centro de Nueva Delhi en memoria de la joven violada que estuvo presidido por su madre, Asha Devi, y que contó además con la presencia de numerosas activistas a favor de los derechos de la mujer.
“Resulta muy lamentable que estemos todavía esperando justicia para Nirbhaya y ese es el motivo por el que hemos organizado este acto hoy, para recordar al Gobierno y a la gente que a pesar de suceder algo (…) por lo que el país se movilizó tanto, aún no tenemos justicia”, afirmó a Efe la activista Ranjana Kumari.
Kumari, directora del Centro por la Investigación Social de Nueva Delhi y presidenta de Women Power Connect, una organización que une a grupos de mujeres en todo el país, criticó que apenas se han producido cambios desde la violación de Jyoti Singh y todavía hay “miles de casos pendientes” de víctimas de abuso sexual en diferentes tribunales.
“Hay una total apatía e insensibilidad a la hora de castigar a los culpables”, sentenció la activista, sentada junto a Asha Devi en un auditorio situado a pocos cientos de metros del Parlamento y el monumento de la Puerta de la India, frente a los cuales se produjeron en 2012 las mayores protestas contra la violación.
India, un país mortal para las mujeres
De acuerdo con cifras de la Agencia Nacional de Registro de Delitos de la India (NCRB), en 2016 se produjeron en el país 38.947 violaciones (2 mil 167 de ellas en grupo), de las cuales solo en Nueva Delhi se denunciaron 4.935 ( mil 996 colectivas).
La NCRB reveló además que desde 2015, año en el que se denunciaron 34 mil 651 violaciones en el país, quedaban todavía 16 mil 124 casos de abusos sexuales pendientes de investigación.
En el caso de “Nirbhaya”, el líder de los atacantes se suicidó en su celda en marzo de 2013, seis meses después otros cuatro fueron condenados a la pena de muerte, mientras que el más joven de todos, menor cuando participó en la violación, salió en libertad en 2015.
Con la puesta en libertad del joven, la capital india revivió las muestras de rabia, aplacadas en parte cuando dos días después el Parlamento indio aprobó a toda prisa las enmiendas de la conocida como Ley de Justicia Juvenil, para poder juzgar como adultos a menores de entre 16 y 18 años, aunque sin carácter retroactivo.