Jorge Bergoglio se expresó en estos términos durante la misa que ofició en la basílica de San Pedro del Vaticano en honor a Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de México. El papa aprovechó la ocasión para destacar la “riqueza y la diversidad cultural de nuestros pueblos de América Latina y el Caribe” y aseguró que esta riqueza hay que cultivarla y defenderla “valientemente de todo intento homogeneizador que termina imponiendo -bajo eslóganes atrayentes- una única manera de pensar, de ser, de sentir, de vivir”. En su homilía, también defendió una “Iglesia con rostro mestizo, con rostro indígena, afroamericano, rostro campesino” y que tenga “rostro pobre, de desempleado, de niño y niña, anciano y joven para que nadie se sienta estéril ni infecundo, para que nadie se sienta avergonzado o poca cosa”.
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