En el museo de la Empatía de Sao Paulo no hay cuadros ni obras de arte, sólo calzados usados y una veintena de historias de personas desconocidas que llevan al “espectador” a ponerse, literalmente, en los zapatos del otro. Entre decenas de cajas de cartón, unas deportivas negras de gran tamaño repasan la vida de Alex -nombre ficticio-, un joven negro que, tras perder a sus familiares más cercanos, se ve atrapado por el mundo de la delincuencia y las drogas. Tras pasar más de una década entre rejas, Alex lucha contra sus monstruos y consigue ganar la batalla gracias al boxeo, un refugio en el que hoy enseña a los jóvenes más necesitados una profesión con la que sortear los riesgos de la calle.
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD