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“Black Friday”: ¿Qué es lo que realmente quieren los consumidores?

Este viernes es el Black Friday en Estados Unidos, algo así como la máxima festividad del capitalismo. Miles de marcas promocionan sus productos y lanzan ofertas “imperdibles” para cazar compradores. Metro investiga qué es lo que buscan los consumidores.

“Black Friday”: ¿Qué es lo que realmente quieren los consumidores? Getty

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“Muchas veces, la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo muestras”. La frase la dijo Steve Jobs, quien fue el que creó e introdujo al mercado el iPod y el iPhone. Dos herramientas que nadie necesitaba cuando aparecieron, pero que muchos necesitaron cuando las vieron.

Una lógica ilógica. Pero el comportamiento de los consumidores no tiene nada de racional. Responde casi exclusivamente a estímulos emocionales.

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Si hubiese que identificar las fechas más importantes del consumismo actual, el Black Friday sería lo más parecido a la Navidad. No porque el capitalismo haya nacido un 24 de noviembre, sino que porque solo en este día, en Estados Unidos, la industria del retail vende más o menos el 30 por ciento de sus cifras anuales. Para algunas empresas de retail, llega a ser hasta el 40 por ciento.

El Black Friday mueve más gente que la que peregrinación a La Meca. Si en agosto de este año, para el “Hach”, 2 millones de personas hicieron el recorrido hacia la ciudad de Arabia Saudí, en 2016 fueron 101,7 millones de personas las que compraron algo para el Black Friday. Sí, más de 50 veces más.

Las principales marcas del mundo preparan ofertas especiales para el Black Friday. Las ofertas durarán todo el fin de semana, haciendo que la fecha sea un festín tanto para vendedores, compradores y ciberciminales, al acecho de los descuidos de los consumidores.

 

Pero, ¿qué es lo que buscan?

Los expertos en comportamiento y sicología del consumidor suelen afirmar que los consumidores no saben lo que buscan. Pero un periodista chileno cree saberlo.

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Después de haber comprado una vaca para su libro “La vida de una vaca” (Seix Barral), y de haber comprado a un jugador de fútbol infantil para su libro “Niños futbolistas” (Blackie Books), Juan Pablo Meneses asegura que se ha comprado un dios. “Para lanzar una religión en Nueva York”, dice Meneses a Metro. Y así, escribir el tercer libro de la trilogía del “periodismo cash”.

La religión será presentada este viernes 24, misma fecha que el “Black Friday”. Ese día será el nacimiento de su dios, la Navidad de la religión portatil y el surgimiento de la “Church of the Portable Religion” (Iglesia de la religión portátil; www.portablereligion.org). “La mayoría de las religiones importantes han partido desde un libro. Mi idea es hacer el camino al revés: que mi religión termne en un libro”.

Para Meneses, el mundo de hoy es contradictorio. Y el consumo es la gran droga del sistema, porque entrega la ilusión de creer y de pertenecer a algo. “Comprar es una droga de fe”, dice. Las marcas son las que están ocupando ese lugar. Para Meneses, son el símbolo de la religión portátil.

“Los consumidores quieren creer. Y se está dando la paradoja de que la gente está creyendo más en las marcas que en cualquier otra institución. Las marcas grandes han salpicado de sus templos el mundo. Es probable que muchos leerán el libro como una denuncia a todo el funcionamiento de las religiones y el consumismo. Y otros, estoy seguro, lo verán como manual para armar y levantar tu propia religión, y por finalmente ser parte real del sistema”, dice Meneses.

Haces una asociación entre religión y consumismo. ¿Por qué?

– La trilogía se llama “Periodismo Cash”. Y la idea es mostrar, por primera vez, partes que no conocemos de ciertas industrias. La religión es una de esas industrias que conocemos poco por dentro. Por ejemplo, para mi no fue fácil comprar un dios. Tuve que ir hasta la India, y recorrer muchas ciudades, y hablar con mucha gente antes de poder comprar mi propio dios. Aquí en Estados Unidos la espiritualidad es una industria que mueve más dinero que Silicon Valley. Hay abogados que por 7 mil dólares te arman una iglesia a tu pinta, y contadores que te llenan de buenos trucos cuando quieres tener tu religión. Una iglesia satírica te puede hacer ganar fortunas, y hay desarrolladores que están armando dioses futuristas. En el libro voy a mostrar todo ese mundo de espiritualidad y consumo.

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