Anthony Valencia, un niño de 10 años de edad, cuenta que después del huracán María en Puerto Rico, jugó videojuegos por un mes entero hasta que se hartó. Hoy en día habla de regresar a clases, en el territorio continental de Estados Unidos, y lo hace con tremenda sonrisa de oreja a oreja.
“De verdad que quería regresar a clases porque sin clases se me hacen tan… aburrido”, dijo el chico.
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Más de 140,000 puertorriqueños han salido de la isla desde que el huracán categoría 4 azotó la isla el 20 de septiembre, y los expertos calculan que otros 300.000 abandonarán el territorio en los próximos dos años. Muchos han ido a Florida mientras otros han ido a Pensilvania, Texas, Nueva York y Nueva Jersey. Entre ellos hay unos 14.000 estudiantes de escuelas públicas, según algunos estimados.
El mes pasado, Anthony se fue de Puerto Rico junto con su familia y llegó al centro de Florida, donde está viviendo con familiares y ha empezado a asistir a la escuela Riverdale Elementary School, en Orlando.
El martes asistió a una asamblea escolar donde le entregaron a los alumnos materiales educativos donados por una fundación caritativa. Al igual que la mayoría de las escuelas en el condado de Orange, Riverdale Elementary ha abierto sus puertas a los alumnos, recibiendo 27 de ellos mientras que el condado ha aceptado en total a 1.888.
“Nuestra máxima prioridad, desde el primer día, era darle la bienvenida a estos compatriotas estadounidenses, a nuestra comunidad, a nuestras escuelas, que empiecen a tener una vida normal”, dijo Jesús Jara, subdirector del distrito escolar.
Las repercusiones del huracán María han hecho aumentar la migración hacia el centro de Florida por parte de muchos puertorriqueños en años recientes. Y se espera que el fenómeno crezca pues aún gran parte de la isla está sin electricidad y sin agua corriente.
El director del plantel escolar, Bill Charlton, ha visto cómo el cuerpo estudiantil de 630 alumnos se ha inflado rápidamente los últimos meses, y espera que aumente aun más en los próximos días. Charlton dijo que el tamaño de las clases ha aumentado un poco, pero siguen estando dentro del tope impuesto por las autoridades.
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“La situación es difícil, pero queremos estar seguros de que los niños tengan lo que necesiten”, expresó Charlton.
El gobernador Rick Scott facilitó el ingreso de los niños al eximirlos del requerimiento de presentar pruebas de vacunación y partida de nacimiento. Con la llegada de estudiantes de otros lugares como la República Dominicana, Haití y las Bahamas, las 194 escuelas del condado Orange han sumado 2.429 alumnos desde el huracán. En el vecino condado Osceola, la cantidad de alumnos ha crecido en 1.479 desde el huracán María, 1.352 de ellos de Puerto Rico.
Anthony parece estar disfrutando de la nueva experiencia. Su madre, Arieliss Valencia, dice que sus dos hijos se levantan con entusiasmo.
“Se despiertan y tienen ganas de ir a clase, están haciendo amigos, en realidad están a gusto aquí”, dijo la madre. “Creo que es lo mejor que pude haber hecho para ellos”.