El estadounidense de 26 años, Devin Patrick Kelley entró ayer en la historia negra de EE.UU. al perpetrar el quinto peor tiroteo masivo en los anales del país, cuando atacó con armas de fuego a un grupo de feligreses que visitaban una iglesia Baptista de Texas.
Para sorpresa de los millones de estadounidenses que este domingo oyeron hablar por primera vez de Kelley, quien presuntamente se quitó la vida tras matar a 26 feligreses de la iglesia First Baptist Church en el pueblo de Sutherland Springs (Texas), sin embargo, estos actos fueron sólo los último de una vida tormentosa en la que el maltrato a su pareja y fue expulsado de las Fuerzas Aéreas estadounidenses.
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A sus 26 años, este texano estaba casado con la madre de sus dos hijos, Danielle Kelley, quien en su página de Instagram aún hace gala de ser la esposa de su “mejor amigo”.
Al menos, esa parece ser la imagen oficial que ofrecía la pareja a través de las redes sociales, pero que no parece concordar con lo que se va descubriendo tras empezar a escarbar en el suceso de ese pequeño municipio del condado de Wilson, que en apenas unos minutos perdió a cerca del 5 % de su población a manos de Kelley.
Kelly golpeaba constantemente a sus parejas
Años antes de conocer a Danielle, en abril de 2011, Devin contrajo matrimonio con Tessa K. Kelley, con quien tuvo un hijo.
Sin embargo, este primer matrimonio apenas duró unos meses debido a los malos tratos sufridos tanto por ella como por su hijo, según denunció Tessa en 2012 ante las autoridades locales.
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Fuerza aérea lo expulsó por mala conducta
Esta actitud no pasó desapercibida para las Fuerzas Aéreas estadounidenses, de las que el tejano formaba parte desde 2010, que optaron por someter a Kelly a una corte marcial por malos tratos a su familia, que le acabó costando doce meses de arresto, ser degradado y, finalmente, ser licenciado por mala conducta.
Kelley distaba mucho de ser un piloto y sus funciones se limitaban a tareas logísticas, en la base aérea de Holloman, en Nuevo México, según fuentes del Pentágono consultadas por Efe.
Sin embargo, pese a no haber tenido la opción de combatir en primera línea de fuego, o tal vez precisamente por este motivo, la afición de Kelley por las armas era bien conocida por sus allegados.
Crueldad animal, otro de sus crímenes
En Colorado, documentos judiciales mostraron el lunes que Kelley fue acusado de un cargo menor por crueldad animal.
Según registros del condado El Paso, Kelley fue citado en agosto de 2014 y se le ordenó pagar 368 dólares en compensación.
En tanto, el diario The Denver Post informó que documentos judiciales indican que alguien obtuvo una orden de protección contra Kelley el 15 de enero de 2015, también en El Paso.
MOTIVOS DE KELLY
Si bien las autoridades no han identificado públicamente el motivo, este lunes enfatizaron que el tiroteo no parecía estar alimentado por cuestiones raciales o religiosas.
Señalaron que la suegra del atacante había asistido a la iglesia, pero no estaba allí el domingo, y que el tirador había enviado mensajes de texto amenazadores como parte de una disputa familiar.
“Esto no fue motivado por motivos raciales, no fue por creencias religiosas”, dijo Freeman Martin, del Departamento de Seguridad Pública de Texas, en una conferencia de prensa.
De acuerdo con la prensa local, entre 2009 y 2013, Danielle impartió clases a niños pequeños en este modesto templo, a los que les hablaba de Dios.
Este dato hace sospechar a las autoridades que la elección de esta iglesia no es en absoluto casual, aunque lo que aún no está claro es si este ateo confeso tenía relación directa con alguno de los feligreses contra los que abrió fuego durante la celebración del culto.
Tampoco está claro todavía si el vecino que le hizo frente con su propia arma al salir de la iglesia vio en Kelley a un loco al que ya conocía o simplemente se encaró con una persona trastornada que abandonaba una parroquia con un rifle de asalto semiautomático, escasos segundos después de que se escucharan decenas de tiros en su interior.
Kelly acudía a casa de sus padres para practicar su puntería
Medios locales han publicado que el tirador disfrutaba largas temporadas en casa de sus padres, en un propiedad en las afueras de San Antonio de más de diez mil metros cuadrados, donde pasaba las horas afinando su puntería.
Como es habitual en estos casos, las fuerzas del orden están registrando tanto su residencia como la de sus padres, en busca de pruebas que puedan arrojar algo de luz sobre la matanza.
Con información de Efe y AP