La epidemióloga del estado, Carmen Deseda insistió el viernes que no hay un brote de leptospirosis en la isla a pesar que se ha reportado un aumento dramático de casos sospechosos de esta enfermedad que se contagia por una bacteria del orín de animales.
“Ahora mismo nosotros tenemos 74 casos sospechosos de los cuales, solamente uno ha sido confirmado por laboratorios, uno de los casos fatales. Mientras estemos con casos sopechosos, nosotros no podemos en estos momentos establecer un nivel de brote o epdimeia. Epidemia obviamente no. No podemos en este momento establecer un brote de casos de leptospirosis porque no tenemos los casos confirmados. Estamos en ese proceso”, dijo Deseda en una conferencia de prensa.
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Indicó se trabaja con los Centros de Control de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) para la confirmación de los laboratorios lo más pronto posible.
El jueves se informó que los casos sospechosos de esta enfermedad aumentaron a 74. Los informes indican que hay 57 casos confirmados por laboratorios independientes. Previamente, esa cifra se había mantenido en 10, de los que cuatro eran casos fatales. El gobierno está en espera de que los CDC confirmen estos casos, mientras que otros seis casos fueron descartados.
La funcionaria reiteró que el reporte de estos casos es normal ante condiciones que enfrenta la isla luego del impacto de un huracán categoría cuatro y de las inundaciones que se han registrado. El promedio anual es de 60 casos.
“Es de esperar que estas enfermedades, que son transmitidas por inmutación, por aguas contaminadas van a crear un aumento de los casos que usualmente se reportaban. Casos como leptospirosis, que hemos tenido décadas que se han reportado en Puerto Rico, es de esperar que estos casos tiendan a aumentar”, apuntó al insistir en las medidas de higiene y prevención.
Aseguró que están tomando acción en cuanto refugios, hospitales, médicos, para que el personal relacionado al cuidado de la salud estén concientes del riesgos de estas enfermedades. Asimismo, indicó que en las escuelas se tendrá que modificar las actividades a las que los niños son expuestos para evitar contacto con aguas acumuladas. “Obviamente, nuestros niños no van descalzos a la esucela. Así que eso es un avance”, dijo.
La epidemióloga resaltó que mantienen comunicación con el CDC y que cuentan con ese apoyo para la realización de pruebas de esta y otras condiciones.