Eran maestros de escuela, entrenadores de fútbol juvenil, agentes inmobiliarios y propietarios de negocios locales.
Eran padres, hermanos, maridos, esposas, vecinos y amigos.
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Habían viajado a Las Vegas para ver a sus estrellas favoritas y publicaron videos y fotos en las redes sociales.
Al menos 59 de ellos nunca regresarán a casa después de que un hombre disparase desde la planta 32 de un hotel de Las Vegas hacia una multitud de más de 22.000 personas que disfrutaba de un festival de música country en la calle.
Los detalles sobre la vida de las víctimas mortales comenzaron a aparecer el lunes, así como de las de los cientos de heridos.
Los amigos esperaban recibir mensajes de texto que nunca llegaron, mientras los familiares recibieron la trágica noticia de hospitales y autoridades locales. En un puñado de casos, las familias seguían buscando frenéticamente a sus seres queridos el lunes en la noche.
Muchos han lanzado campañas de recaudación de fondos para los niños y las familias de los fallecidos, mientras que otros se comprometieron a abrir becas de estudios en nombre de sus seres queridos.