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Jenniffer González pide ayuda para la isla desde el Congreso

El huracán María azotó a Puerto Rico hace una semana

La comisionada residente, Jenniffer González Colón, habló en el pleno de la Cámara de Representantes sobre la situación de Puerto Rico a raíz del huracán María para reclamar ayuda para los 3.4 millones de ciudadanos americanos residentes en Puerto Rico.

“El Congreso debe aprobar un programa de ayuda que sea proporcional al nivel de devastación. Necesitamos un alivio tangible que responda a las necesidades inmediatas de la isla. Sin ayuda, habrá un éxodo masivo hacia el continente estadounidense y la actual crisis humanitaria sólo empeorará. Los residentes de Puerto Rico son ciudadanos estadounidenses. No son diferentes de todas las personas que se encuentran en esta Cámara. Pero, a diferencia de todos aquí, el Congreso tiene el 100 por ciento de control sobre la tierra donde viven”, dijo González Colón en su alocución.

Agregó que es tarea del gobierno federal, particularmente del Congreso, autorizar y asignar el dinero necesario para reconstruir Puerto Rico.

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En su mensaje, la funcionaria agradeció el interés de sus colegas congresistas y la colaboración por parte de la administración federal. Además, describió el estado en el quedó la isla tras el azote del huracán.

“María derribó las torres de comunicaciones de la isla y la recopilación de información de muchas comunidades ha sido casi imposible, especialmente en el centro rural de la isla donde los vientos eran feroces y se han producido deslizamientos. Este huracán ha sido un desastre de proporciones sin precedentes”, relató.

Agregó que en todos los sentidos, María está en el mismo nivel de los huracanes Katrina y Sandy, pero con la diferencia de que Puerto Rico es una isla, lo que hace casi imposible obtener ayuda y recursos de socorro dado que sólo pueden llegar por mar o aire, y la gente está básicamente imposibilitada de poderse ir.

Además, detalló que actualmente, la red eléctrica de Puerto Rico está completamente fuera de servicio. Caminos y puentes han sido arrasados, dejando incomunicadas a muchas comunidades. Una represa importante se ha averiado, lo que obligó a la evacuación de miles de personas. Los hospitales han sufrido daños y operan en generadores de energía, pero la logística de transportar el diesel necesario para mantenerlos en funcionamiento es extremadamente difícil.

Asimismo, relató que miles de viviendas, edificios y negocios han sido destruidos. El agua y los alimentos son escasos. La gente está esperando en fila por hasta seis horas para comprar 20 dólares de gasolina. Los vuelos comerciales hacia y desde la isla son casi inexistentes, con miles de personas en las listas de espera de las líneas aéreas para salir. La mayoría de los bancos no pueden operar y la gente no tiene acceso fácil a dinero en efectivo, que necesitan desesperadamente porque la tarjeta de crédito no se está aceptando en ninguna parte.

Agregó que María arrasó el 80 por ciento de la agricultura de la isla y la industria turística de Puerto Rico ha sido aplastada. Para la mayoría de los residentes de la isla, el huracán puede describirse mejor como “apocalíptico”.

“Este es un momento terrible para la isla, y por lo tanto, nuestra nación. Los Estados Unidos tiene un interés nacional permanente en la recuperación y prosperidad de Puerto Rico. Sus 3.4 millones de ciudadanos estadounidenses se enfrentaban a un escenario económico muy difícil incluso antes de este último golpe. El Puerto Rico que conocíamos hace apenas dos semanas ya no es el mismo. Pero somos fuertes y, con la ayuda de nuestros conciudadanos, construiremos una isla aún mejor para nuestros hijos e hijas y futuras generaciones”, finalizó.

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