BOGOTÁ – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió que no descarta descertificar a Colombia como socio en la guerra contra las drogas después de un incremento récord en la producción de cocaína en el país sudamericano.
La sorpresiva reprimenda del miércoles al aliado más firme de Washington en Latinoamérica se produjo en la designación anual que hace la Casa Blanca de los países a los que considera importantes zonas de producción o tránsito de narcóticos.
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El jueves, el gobierno colombiano dijo que “Colombia es sin lugar a dudas el país que más ha combatido las drogas y más éxitos ha tenido en este frente” y agregó que “nadie tiene que amenazarnos para enfrentar este desafío”.
Colombia, que produce el 90 % de la cocaína que se consume en Estados Unidos, ha sido durante años un fijo en la lista, que no se modificó con respecto a 2016. Pero Washington no cuestionaba su compromiso con la lucha contra el narcotráfico desde finales de la década de 1990, cuando las contribuciones del cártel de Cali financiaron la campaña del entonces presidente de Colombia, Ernesto Samper.
De las 22 naciones en la lista, sólo dos _Venezuela y Bolivia_ se consideró que no cumplen con sus obligaciones internacionales de combatir la producción y el tráfico de drogas. Los gobiernos de izquierdas de ambos países mantienen una posición hostil hacia Estados Unidos.
En un comunicado, Trump dijo que “consideraba seriamente” agregar a Colombia a la lista de países negligentes por el “extraordinario” incremento a niveles record del cultivo de coca y de producción de cocaína el año pasado.
Desistió de hacerlo por el estatus del país como un firme socio de Estados Unidos en materia de seguridad. Trump citó además la mejora de las tasas de interdicción y el reinicio de las labores de erradicación que se redujeron significativamente en 2013, cuando el presidente Juan Manuel Santos dio prioridad a alcanzar un acuerdo con los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), muy implicados en el tráfico de drogas. Dos años después, Santos terminó la campaña de fumigación aérea sobre cultivos ilegales, un programa que había sido la columna vertebral de casi dos décadas de cooperación entre ambas naciones en este campo, unos esfuerzos a los que se destinaron 10.000 millones de dólares.
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Pero Trump advirtió que mantendría la descertificación como una “opción” y que esperaba que Colombia haga “avances significativos” en la reducción del cultivo y producción de cocaína.
Adam Isacson, analista del centro de estudios Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, describió la amenaza de Trump como un “enorme error” que podría tener efecto en una región que lleva tiempo resentida por el proceso de certificación de drogas de Estados Unidos, visto como un retroceso a los días de la diplomacia de las armas.
“El mensaje al resto de la región es que no importa cuántos años hayas colaborado con Estados Unidos, si te desvías de nuestra estrategia preferida por un momento, te humillaremos en público”, señaló Isacson. “Están llevando la relación bilateral en su peor punto en dos décadas”.
La elaboración de esta lista se inició con la guerra a las drogas declarada por el presidente Ronald Reagan, y la última vez que Colombia apareció en ella fue a finales de la década de 1990, cuando se halló cocaína en el avión presidencial de Samper, que estuvo a punto de ser sometido a un juicio político por las contribuciones de campaña del entonces poderoso cártel de Cali.
La descertificación de Colombia podría dejarla al mismo nivel que Venezuela, un país que vio como varios de sus altos cargos han sido acusados por Estados Unidos de delitos relacionados con las drogas y cuyo vicepresidente fue sancionado por Washington como presunto narcotraficante.
Según Isacson, la amenaza a Bogotá es incluso más preocupante porque la Casa Blanca no expresó una preocupación similar por falta de ayuda de naciones mucho más corruptas que aparecen en la lista como Honduras, una importante estación de paso para la cocaína procedente de Sudamérica en su camino por tierra hacia Estados Unidos.
Según el reporte anual antidrogas del Departamento de Estado de Estados Unidos, el país centroamericano no realizó ninguna operación marítima el año pasado e incautó solo 803 kilos de cocaína en todo el país, a pesar de que Estados Unidos alertó de actividad sospechosa a las autoridades locales en más de un centenar de ocasiones.
Por el contrario, la cooperación marítima antidroga entre Bogotá y Washington llevó a incautar más de 146 toneladas de cocaína en 2016. En total, Colombia confiscó 421 toneladas de cocaína el año pasado, un 42% más que en 2015.
Pero el récord en las incautaciones no sigue el ritmo de la producción en Colombia, que según Estados Unidos aumentó más del 200% desde 2013 y habría alcanzado las 710 toneladas el año pasado.