MIAMI — La ayuda empezó a llegar el martes de madrugada a las zonas de Florida golpeadas por el huracán Irma, mientras los vecinos de Florida empezaron a buscar entre los restos y las autoridades hacían recuento poco a poco de la destrucción provocada por la tormenta a su paso por la península.
Aunque había esperanzas sobre que algunas zonas hubieran sufrido menos de lo que llegaron a temer los meteorólogos, el estado de los Cayos de Florida, por donde Irma pasó como tormenta de categoría 4, seguía siendo un misterio en su mayor parte. Las comunicaciones y vías de acceso estaban cortadas y las autoridades sólo ofrecieron vagas estimaciones de impacto.
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“Es devastador”, dijo el gobernador de Florida, Rick Scott, tras sobrevolar los Cayos el lunes.
Un portaaviones de la Marina tenía previsto fondear en Cayo Hueso para ayudar en los esfuerzos de búsqueda y rescate. Los sistemas de agua potable en los cayos quedaron interrumpidos, el combustible escaseaba y los tres hospitales de la cadena de islas cerraron.
Laura Keeney, residente en Cayo Hueso, esperaba en un hotel de Miami a que fuera seguro regresar a la cadena de islas y esperaba con ansia más información sobre su edificio de apartamentos. El gerente de la propiedad le había dicho que su apartamento estaba inundado, pero era difícil conseguir más información por los cortes de electricidad y servicio de celular en la isla.
“Me dijeron que definitivamente hay agua en el apartamiento de abajo, que es donde vivo”, dijo Keeney, que trabaja como conserje en el hotel Hyatt de Cayo Hueso.
Nada menos 13 millones de personas, dos tercios de los habitantes del tercer estado más poblado del país, se quedaron sin electricidad en pleno calor tropical y casi cada rincón de Florida sintió el golpe del meteoro. En un último golpe al estado antes de seguir camino de Georgia, la tormenta provocó inundaciones récord en Jacksonville y alrededores, causando daños aún por calcular y provocando decenas de rescates. También castigó a Georgia y Carolina del Sur mientras avanzaba tierra adentro con vientos de 80 kilómetros (50 millas) por hora, causando apagones e inundaciones.
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Se han atribuido a Irma seis muertes en Florida, tres en Georgia y una en Carolina del Sur. Al menos 35 personas murieron en el Caribe.
Más de 180.000 personas acudieron a refugios en Florida y las autoridades advirtieron que podrían pasar semanas hasta que todo el mundo volviera a tener electricidad.
En la zona de Tampa y St. Petersburgo, por donde Irma pasó el lunes, los daños parecían moderados. Y el gobernador dijo que los daños en la costa suroeste, incluidos Naples y Fort Myers, no eran tan malos como se había temido. Los Cayos, sin embargo, no parecían haber salido tan bien librados.
La Marina despachó varios bucos hacia la zona para ayudar con las tareas de alivio, señaló Scott. Responsables de emergencias en las islas dijeron el lunes que no había combustible, electricidad, agua corriente ni servicio de celulares, los suministros escaseaban y la ansiedad era considerable.
En Jacksonville, la policía advirtió a la gente que vive junto al río St. Johns que evacuara la zona y señalizara su casa con una bandera blanca improvisada si necesitaba ayuda para marcharse.
Paul Johnson y Shonda Brecheen pasaron la noche del domingo en una casa que están remodelando en el barrio de San Marco en Jacksonville, tras trabajar hasta tarde en una reforma. Johnson se despertó el lunes por la mañana, miró por la ventana y vio botes pasando por donde solían moverse los coches en el barrio junto al río.
“Tengo 32 años, he vivido aquí la mayor parte de mi vida y nunca he visto nada como esto”, dijo.