Ya sea vendiendo sandías, trabajando en empresas de manufactura cortando carnes o empacando alimentos, incluso hasta como barberos, puertorriqueños que salieron de Puerto Rico tras una oportunidad de empleo no paran de buscárselas en la Gran Manzana.
La denominada Ciudad que Nunca Duerme, que acogió a los primeros boricuas que migraron a Estados Unidos para finales del siglo XIX, sigue siendo el estado con mayor concentración de puertorriqueños, con poco más de un millón.
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José Castro es uno de ellos. Proveniente del residencial El Prado en Río Piedras, Castro ahora se desempeña como empleado de limpieza en una empacadora de carnes con una paga “buenísima” de $17 la hora.
Castro lleva dos años radicado en Nueva York y afirma que, después del trabajo, funge como barbero, con lo que se gana en promedio de $500 a $600 a la semana.
Julián es otro boricua que asegura “hace de todo” en su trabajo dedicado a la pescadería. En entrevista con Metro, afirma que gran parte de los puertorriqueños trabajan en el horario de la madrugada.
Entretanto, José Colón, natural de Vega Alta, confesó que salió de la isla buscando una mejoría económica.
“Vine porque en Puerto Rico está un poquito mala la cosa. Los trabajos están un poquito escasos”, destacó el hombre que afirma que le va bien haciendo delivery.
Otro que está en las mismas es Américo López, quien se dedica a la venta de sandía en una esquina del alto Manhattan en Nueva York. El último trabajo de López en Puerto Rico fue como guardia de seguridad.