Una expedición con perros a unos 1.600 kilómetros al norte de las Islas Fiji busca hoy los restos de la aviadora Amelia Earhart, exactamente 80 años después de que trasmitiera su última comunicación.
Los cuatro perros Border Collie especializados en restos humanos, Marcy, Piper, Kayle y Berkeley, ya rastrean desde el pasado 30 de junio para intentar encontrar a la legendaria aviadora que despegó por última vez el 2 de julio de 1937 desde el aeródromo de Lae, en Papúa Nueva Guinea, para continuar con su vuelta al mundo.
El Grupo Internacional para la Recuperación de Aviones Históricos junto con National Geographic y una compañía de viajes busca resolver el misterio del paradero de la aviadora, apoyado en la teoría del Gobierno estadounidense de que la nave se estrelló en el océano por un fallo mecánico o una falta de combustible, y en los objetos de los años 30 recuperados en la isla.
Entre esas piezas rescatadas, las últimas en 2012, figuraron un bote de crema, una navaja similar a la usada por Earhart, un zapato de hombre y otro de mujer, un panel de aluminio y un trozo de plexiglás similar al de una ventana del avión.
Tal día como hoy hace 80 años, a las 8.45 de la mañana, se registró su último mensaje que informaba de su vuelo, pero el Lockheed Electra bimotor que conducía se perdió en el Pacífico y nunca se encontraron los restos de la aeronave.
La mayoría de expertos sostienen que se estrelló en el océano, algunos mantienen que los japoneses la mantuvieron prisionera o que fue un suicidio, aunque otros creen que no pudo alcanzar el atolón coralino de Nikumaroro en las islas Kiribati, al noreste de Australia.
Este destino era una parada más de su vuelta al mundo, acompañada por el navegante Fred Noonan, que comenzó un mes antes en Miami (Florida) y que la llevó a diferentes etapas de Sudamérica a África, India y Tailandia.
Earhart ya había recorrido casi tres cuartos del viaje, unos 36.000 kilómetros, y tras despegar de Papúa Nueva Guinea, su siguiente destino se encontraba a 4.000 kilómetros, en la Isla Howland, entre Australia y Hawai.
Con 39 años y con una popularidad notable, la mujer pionera de la aviación norteamericana finalizó de manera enigmática su último viaje que ahora, 80 años después, la expedición canina pretende esclarecer.
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