Las autoridades turcas anunciaron hoy que no permitirán la celebración de una marcha por los derechos de los gays, lesbianas y transexuales prevista para mañana en su ciudad más poblada, Estambul.
La marcha del Orgullo LGBT de Estambul fue prohibida por la seguridad de participantes y turistas y por cuestiones de orden público, explicó la oficina del gobernador de la ciudad.
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Activistas de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales habían anunciado en redes sociales que celebrarían una manifestación que saldría de la Plaza Taksim.
La oficina del gobernador alegó que en esa zona no se permiten manifestaciones y que no recibió una solicitud pertinente. Varios grupos platearon además “reacciones graves” contra la marcha, agregó.
En 2014, la Marcha del Orgullo Gay de Estambul congregó a más de 100.000 personas, una de las celebraciones de los derechos LGBT y la diversidad más multitudinarias del mundo musulmán. Las autoridades turcas no han permitido otro acto similar desde entonces.
Durante varios años, la Semana del Orgullo Gay en Estambul atrajo a decenas de miles de participantes, convirtiéndola en una de las mayores reuniones en celebración de los derechos y la diversidad de la comunidad LGBT en el mundo musulmán.
Esto cambió repentinamente hace dos años, cuando las autoridades _alegando temores de seguridad_ prohibieron los eventos del orgullo gay y dispersaron con gas lacrimógeno y cañones de agua a los participantes reunidos en la plaza Taksim.
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La revocación, dicen los activistas, coincide con los cambios aplicados por el presidente Recep Tayyip Erdogan, quien ha dejado atrás su pasado reformista y ha estado adoptando una línea cada vez más autoritaria y elevando el perfil del islam en un país que oficialmente es secular. En sus primeros años en el cargo, Erdogan _entonces primer ministro_ había promovido los derechos de las minorías como parte de los esfuerzos para que Turquía se incorporara a la Unión Europea.
A diferencia de otros países musulmanes, la homosexualidad no es un delito en Turquía, pero los activistas de la comunidad LGBT dicen carecer de protección legal y que enfrentan un estigma social generalizado en una nación fuertemente influida por valores conservadores y religiosos.
Deniz Sapka, una mujer transgénero originaria de la provincia suroriental turca de Hakkari, está preocupada por la falta de protección legal para su comunidad.
“El Estado no está desarrollando una nueva política al respecto y no hay legislación sobre nuestros derechos y libertades fundamentales. En general, la vida laboral es problemática”, dijo la joven de 27 años que trabaja en una organización sin fines de lucro. Sapka no es su verdadero apellido, sino un alias que utiliza para evitar ser reconocida por miembros de su familia.