NUEVA YORK – Los desfiles con motivo del orgullo gay de este fin de semana en Nueva York, San Francisco y otras ciudades prometen ser multitudinarios y atraer también protestas de sectores minoritarios que se sienten excluidos del movimiento LGBT, los cuales dicen que estos festejos dan prioridad a las experiencias de los gays blancos e ignoran a las inquietudes de negros e hispanos.
Las protestas ya empañaron otros desfiles este mes. En Washington, una agrupación llamada No Justice No Pride (Sin justicia no hay orgullo) bloqueó la ruta del desfile. En Columbus, Ohio, cuatro personas fueron detenidas cuando un grupo de gente quiso protestar contra la violencia de que son objeto sectores minoritarios de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros) y la reciente absolución de un policía que mató a un hombre negro durante una parada por una infracción de tráfico.
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“Nadie quiere sentirse marginado de una comunidad que se precia de su diversidad”, sostuvo Mike Basillas, uno de los organizadores de la protesta programada en Nueva York por No Justice No Pride.
En Mineápolis, los organizadores del Desfile del Orgullo de las Ciudades Gemelas pidieron a la policía que limite su participación tras la absolución del agente Jerónimo Yáñez en relación con la muerte de Philando Castile. El jefe de la policía, que es gay, dijo que la decisión perjudicaba a los agentes LGBT. Los organizadores del desfile lo admiten, pero lo ven como una necesidad a la luz de las tensiones generadas por ese fallo. La presidente de la Junta del Orgullo de las Ciudades Gemelas Darcie Baumann dijo que “ver esos uniformes provoca angustia y tensión, y una sensación de desasosiego”.
En Filadelfia, donde las tensiones raciales en la comunidad LGBT están empezando a mermar tras un año de protestas, la adición de fajas negras y marrones a la bandera gay con el arcoíris , como gesto hacia negros e hispanos, ha generado un debate nacional.
Las tensiones no sorprenden a Isaiah Wilson, director de asuntos externos de la National Black Justice Coalition, una de las pocas organizaciones a nivel nacional enfocadas específicamente en los derechos de los gays negros.
Sostuvo que el movimiento a favor de los derechos de los gays “fue blanqueado” y es dominado por gays blancos.
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“Los negros y los trans siempre han estado allí, pero nuestras contribuciones han sido menospreciadas”, expresó Wilson.
Agregó que el movimiento gay tiene que abordar el tema del racismo y promover líderes que no son blancos.
Mientras eso no suceda, “seguirán registrándose estas presiones”, indicó, aludiendo a las protestas.
Shannon Minter, abogada blanca y directora legal del Centro Nacional por los Derechos de las Lesbianas, opinó que “resta por verse si el movimiento LGBT reconoce su legado histórico de racismo y es más receptivo hacia la gente que no es blanca”.
“Si no lo hace, dejará de ser un movimiento político importante”, manifestó.
Algunos activistas dicen que por años el movimiento gay se enfocó en la legalización del matrimonio entre personas de un mismo sexo, ignorando la desigualdad económica y otros temas que aquejan a las minorías.
El racismo latente se hizo evidente en Filadelfia, donde activistas denunciaron que los negros eran discriminados en la principal comunidad gay de la ciudad, conocida como Gayborhood. Afirmaron que a los gays negros se les prohibía ingresar a ciertos sitios con sudaderas y Timberland, se los atendía mal en los bares y se les pedía identificaciones en clubes donde no se hacía lo mismo con los blancos.
Funcionarios municipales emitieron un informe en enero en el que confirman que en Gayborhood había racismo y este mes las autoridades presentaron una bandera gay que incorporaba los colores negro y marrón. Esa iniciativa generó elogios y críticas por igual. Muchos gays sintieron que esas franjas aludían innecesariamente al tema racial.