PARIS – El partido del presidente francés Emmanuel Macron, con 14 meses de existencia, parece estar a punto de lograr una gran mayoría en las elecciones parlamentarias del domingo y cumplir una de sus promesas de campaña emblemáticas: traer nuevas caras a la política.
Entre los candidatos figuran una maestra rural, un campesino, un genio de las matemáticas y una torera. Como el mismo Macron, nunca han ocupado un cargo electivo, pero están al borde de aplastar a sus oponentes de los partidos tradicionales.
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Mientras algunos temen que la nueva Asamblea Nacional se llene de gente unida solo por la lealtad al presidente proempresarial y proeuropeo, muchos votantes responden a la promesa de Macron de renovar el paisaje político francés.
“No se puede hacer peor” que los legisladores del pasado, dijo el candidato Jean-Baptiste Moreau a The Associated Press, “e incluso creo que lo haremos mejor”.
“Durante 30 años estuvo lleno de gente con mucha experiencia, y no podemos decir que tuvieron gran éxito”, dijo Moreau, un campesino de 40 años de la región central de Creuse que tiene buenas probabilidades de ganar como miembro del movimiento de Macron, La República en Marcha.
El domingo, 513 candidatos del partido competirán por 577 bancas de la Asamblea Nacional, la cámara baja del parlamento, en la segunda ronda de las elecciones. Dos fueron elegidos directamente en la primera.
La mitad son mujeres, muchos son jóvenes y en muchos casos poco conocidos por los votantes de sus distritos.
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Los observadores destacaron que el éxito de Macron y la baja participación electoral, menor del 50% en la primera ronda, revelan el descontento de los franceses con la política tradicional.
Mireille Robert, de 55 años, dirige una escuela primaria en la región del Aude, en el suroeste de Francia. Decidió presentarse bajo la bandera de Macron y fue elegida entre 19.000 personas que se postularon para una banca.
Se mostró sorprendida por resultar primera el domingo pasado con 10 puntos de ventaja sobre un rival socialista en un distrito que vota por la izquierda desde hace décadas.
“Fue tan rápido”, dijo en entrevista telefónica desde su escuela, a poco de iniciar la jornada. “Lo vivo día a día”.
Los votantes franceses “quieren ver gente que se parezca a ellos en la Asamblea Nacional”, dijo.
Otra partidaria de Macron, Laetitia Avia, una abogada de 31 años, obtuvo el 40% de los votos en su distrito parisino, derrotando a un conocido candidato socialista, exvicepresidente de la Asamblea.
El gobierno debe ser consciente, dijo, de que los nuevos legisladores no se limitarán a votar como les digan los ministros: quieren debatir las leyes.
“Sí, tenemos carácter; sí, tenemos ideas; sí, vamos a retar al gobierno. La función de los legisladores también es vigilar la acción del gobierno”, añadió.
El movimiento de Macron obtuvo el 32% de los votos el domingo pasado, y los encuestadores calculan que podría obtener hasta 450 bancas.
Se prevé que el partido conservador Los Republicanos tendrá el mayor bloque de oposición, entre 70 y 110 bancas. Los socialistas, mayoría en la Asamblea saliente, tendrían una veintena, poco más que la extrema izquierda.
El Frente Nacional de extrema derecha obtendría algo más de las dos bancas que tenía, una de ellas para su líder Marine Le Pen,
Macron piensa usar su presunta mayoría para hacer aprobar una serie de leyes apenas comience el período de sesiones el 27 de junio.
El gobierno presentará un proyecto para convertir en permanentes ciertas medidas de seguridad extraordinarias después que finalice el estado de emergencia vigente desde los ataques de 2015 en París.
Otro proyecto apunta a inyectar normas éticas luego de varios escándalos de corrupción.
La medida más controvertida es una reforma laboral que facilitaría la contratación y el despido, y que ya ha recibido críticas de los sindicatos. El gobierno quiere hacerla aprobar mediante un procedimiento especial que no permite a los legisladores enmendar el texto para que entre en vigencia este año.
Todos los proyectos deben pasar por las dos cámaras, y la Asamblea tiene la última palabra sobre el Senado, dominado actualmente por los conservadores.