Miami- La brecha abierta entre los partidarios y los detractores de la política de apertura hacia Cuba del expresidente Barack Obama puede agrandarse con los cambios que se espera que el actual presidente, Donald Trump, anuncie el próximo viernes en Miami en medio de una gran expectación.
Pero, sin una confirmación oficial, el contenido de estos cambios resulta todavía una incógnita, que los grupos anticastristas de Miami intentan despejar desde la convicción de que con Trump se van a acabar las concesiones al régimen comunista.
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La cuestión de fondo es si se producirá un crucial viraje en las políticas implementadas por Obama respecto de la isla, como así anunció que haría Trump durante su campaña electoral, especialmente en su visita a la sede de la Brigada 2506 en el barrio de la Pequeña Habana de Miami.
La Asociación de Veteranos de Bahía Cochinos (Brigada 2506) confía en que sea así. Este grupo y decenas de exiliados anticastristas pidieron entonces a Trump, al que prestaron respaldo electoral, una política de cero concesiones al régimen cubano y un firme apoyo a la sociedad civil y la disidencia.
“Las concesiones de Obama fueron una falta de respeto a 57 años de dictadura, un premio a décadas de dictadura férrea y brutal”, afirmó hoy a Efe Humberto Díaz-Argüelles, presidente de la Brigada 2506.
Cargó a continuación Díaz-Argüelles contra la “burla” que suponen las restricciones actuales sobre el turismo y los viajes de estadounidenses a la isla bajo la categoría de “auto certificación”, y calificó el “embargo” de “relajo total y completo”.
“Todo es una farsa completa” y, mientras, el régimen castrista sigue pisoteando los derechos humanos, la libertad del pueblo cubano y “negándole a los ciudadanos elecciones libres no controladas por el Partido Comunista”, sentenció con indignación.
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También el grupo del exilio Directorio Democrático está convencido de que Obama se equivocó de plano al hacer concesiones a La Habana sin exigir a Raúl Castro una apertura al cambio.
La prioridad para Orlando Gutiérrez, director del Directorio Democrático, sigue siendo el “restablecimiento de la libertad y la democracia como objetivo de la política estadounidense hacia Cuba”.
Un compromiso que, a juicio de Gutiérrez, pasa por dar marcha atrás en las “concesiones unilaterales” hacia Cuba y en la “apertura económica que se ha hecho sin que el régimen conceda nada”.
Partidario de que se endurezcan las condiciones para el comercio y los viajes a la isla, el activista está, no obstante, a favor de mantener abierta la Embajada estadounidense en La Habana.
Por el contrario, el grupo The CubaOne Foundation, integrado por jóvenes cubanoamericanos, pidió en una carta al mandatario que no vuelva a la Guerra Fría y tenga como “norte” de su política hacia Cuba los intereses estadounidenses y el bienestar del pueblo cubano.
Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia y contrario al embargo sobre la isla, opinó que, de producirse algún tipo de restricción en el comercio y los viajes, no debería afectar las relaciones “de pueblo a pueblo, familiar y de flujo tecnológico”.
Sánchez hizo hincapié en que “la inversión estadounidense en Cuba debe favorecer al pueblo cubano y no solo a la dictadura”, por lo que “los militares cubanos no deben ser los únicos enriquecidos y fortalecidos económicamente”.
En este contexto, un sondeo publicado este lunes por Engage Cuba Coalition desmonta el estereotipo de que los republicanos se oponen a las políticas implementadas por Obama en relación con la isla. De hecho, la mayoría de los votantes republicanos quiere mantenerlas.
El estudio realizado en mayo pasado por esta organización de compañías privadas favorable al acercamiento bilateral apunta que el 64 % de los votantes republicanos apoya mantener los cambios que efectuó Obama, mientras que solo el 22 % se opone.
“Nuestra nueva política hacia Cuba ha fortalecido la economía, creado empleos en EE.UU., afianzado la seguridad nacional y empoderado a los cubanos”, resaltó hoy en un comunicado Engage Cuba, en el que advirtió de que sería una “vergüenza” que Trump “hiciera retroceder” las políticas actuales con Cuba.
“Si el presidente está dispuesto a negociar con Arabia Saudí, Egipto, Turquía y Filipinas, ¿por qué no con Cuba?”, se preguntó el presidente de Engage Cuba, James Williams.