Quedar embarazada después de superar un cáncer de mama no aumenta la probabilidad de recaer en esta enfermedad, según un estudio de un equipo internacional de investigadores que sugiere, además, que la lactancia es factible incluso después de la cirugía.
El trabajo fue presentado en la segunda jornada de la 53 Reunión Anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), que reúne hasta el martes a más de 30,000 expertos de todo el mundo.
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Realizada con 1.207 pacientes, es la mayor investigación sobre la seguridad del embarazo después del cáncer de mama, el más común en las mujeres occidentales en edad reproductiva; en el caso de España, representa casi el 30 % de todos los tumores del sexo femenino, de los que cada año se diagnostican 26,.500 casos.
Y es además la única en abordar esta cuestión específicamente en las mujeres que superaron el tipo cáncer de mama más frecuente, el hormonal, el 66 % del total de los tumores diagnosticados y el de mejor pronóstico.
Las participantes, menores de 50 años, fueron diagnosticadas de cáncer de mama no metastásico antes de 2008; de ellas la mayoría (el 57 %) tuvieron el tipo ER-positivo, y más del 40 % tenían pronósticos deficientes, como el tamaño grande del tumor o la diseminación del mismo a los ganglios linfáticos axilares.
Los resultados del análisis “confirman que el embarazo después del cáncer de mama no debe ser desalentado, incluso para las mujeres con ER-positivo”, aseguró Matteo Lambertini, oncólogo médico y miembro de Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO por sus siglas en inglés) en el Institut Jules Bordet en Bruselas (Bélgica).
No obstante, antes de decidir cuánto tiempo esperar antes de quedar embarazada, pacientes y médicos deben considerar el riesgo personal de cada mujer para la recaída, particularmente para las que necesitan tratamiento antes de la operación.
Entre las participantes en el estudio, 333 quedaron embarazadas y 874 no; el tiempo medio desde el diagnóstico hasta la concepción fue de 2.4 años.
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Las mujeres con cáncer de mama ER-positivo tienden a lograr un embarazo más tarde que aquellos con enfermedad ER-negativa: el 23 % de las pacientes con el primer tipo de tumor lo hicieron más de cinco años después del diagnóstico, frente al 7 % del segundo caso.
Tras un seguimiento de alrededor de 10 años, los investigadores concluyeron que no hubo diferencias en la supervivencia libre de enfermedad entre las mujeres que quedaron embarazadas y las que no lo hicieron, independientemente del estatus del tumor.
Asimismo, las que sufrieron un ER-negativo que concibieron tuvieron una probabilidad un 42 % menor de morir que las que no lo hicieron.
Lo cual hace a los expertos pensar que “es posible que el embarazo pueda ser un factor protector para los pacientes con cáncer de mama ER-negativo, ya sea a través de mecanismos del sistema inmunológico o mecanismos hormonales, pero necesitamos más investigación sobre ello”, aclaró Lambertini.
Aunque hubo datos limitados sobre la lactancia materna en este estudio (64 pacientes, con 25 mujeres que amamantaban a su bebé), los resultados sugieren que es factible incluso después de la cirugía de mama.