CIUDAD DEL VATICANO -El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el papa Francisco, dos líderes con estilos radicalmente diferentes y visiones opuestas del mundo, se reunieron el miércoles en el Vaticano y dejaron de lado sus choques pasados para ofrecer un mensaje de paz a un público global.
Trump, que está en la mitad de su intensa primera gira internacional, visitó por la mañana al papa en el Vaticano, donde ambos tuvieron una reunión privada de 30 minutos en un marco de simbolismo religioso y antiguo protocolo.
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El presidente, acompañado por su esposa y varios colaboradores, llegó poco después de la 8 de la mañana. Saludó a Francisco en la Sala del Tronetto, en la segunda planta del palacio Apostólico. Tras su reunión, el papa entregó a Trump una medalla con una rama de olivo, un símbolo de paz, entre otros obsequios.
“Nos viene bien la paz”, respondió el presidente.
La visita comenzó con un apretón de manos entre los dos hombres y se oyó a Trump decirle al papa que estar allí era “un gran honor”. Después posaron para la prensa y se sentaron junto al escritorio del papa. El pontífice no sonreía al inicio de su reunión.
Media hora más tarde se dio por terminada la audiencia cuando Francisco hizo sonar una campana en su estudio privado. Entonces se presentó al papa al resto de los miembros de la delegación de Trump, como su esposa Melania, su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner, así como a los asesores Hope Hicks y Dan Scavino.
Sonriendo a la comitiva, Francisco tuvo un momento distendido con la primera dama, a la que preguntó a través de un traductor, “¿Qué le da de comer, pizza?”.
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Melania rio y dijo “¿Pizza? Sí”.
Cumpliendo con la tradición, el papa y Trump intercambiaron regalos. Trump entregó al pontífice algunos libros escritos por Martin Luther King Jr., indicando “Creo que los disfrutará. Espero que lo haga”. El papa entregó a Trump la medalla, un mensaje de paz y tres documentos papales que hasta cierto punto definen su pontificado y sus prioridades.
Cuando se marchaba, Trump dijo al papa: “Gracias, no olvidaré lo que dijo”.
El predecesor de Trump, Barack Obama, tuvo una audiencia privada con Francisco en el Vaticano que duró 50 minutos en 2014. Pero la agenda del miércoles se vio limitada por la audiencia pública semanal de Francisco. Se esperaba que después el presidente hiciera una visita por el Vaticano.
Trump completaba así a su gira por las sedes ancestrales de las tres mayores religiones monoteístas del mundo. El encuentro del miércoles podría ofrecer una potente imagen para los votantes católicos en Estados Unidos, y reunió a un presidente y un pontífice que a menudo han expresado opiniones contrapuestas.
Las diferencias entre sus visiones del mundo se hicieron patentes a principios del año pasado, cuando Francisco criticó con dureza la promesa electoral de Trump de construir un impenetrable muro fronterizo.
Trump llegó al Vaticano tras dos paradas en Oriente Medio en las que visitó las cunas del islam y el judaísmo. Aunque disfrutó de cálidos recibimientos por todo lo alto en Riad y Jerusalén, el ambiente podría enfriarse ahora que ha llegado Europa, donde se produjeron amplias protestas tras su victoria electoral.
Activistas medioambientales proyectaron el martes por la noche las palabras “el planeta Tierra primero” sobre la enorme cúpula de la Basílica de San Pedro del Vaticano, y se esperaban protestas el miércoles en Roma y en las siguientes paradas de Trump, que viajará a Bruselas para una cumbre de la OTAN y a Sicilia para un encuentro del G7.