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Oscar López regresa a San Sebastián

Luego de cumplir una sentencia de más de 35 años, López visitó su natal San Sebastián.

Foto: Dennis A. Jones/Metro PR

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El independentista puertorriqueño Oscar López Rivera, quien el pasado miércoles salió en libertad tras más de 35 años de cárcel por conspiración sediciosa contra el Gobierno de EE.UU., regresó hoy a su natal San Sebastián, donde fue agasajado con alegría por sus compueblanos.

“Yo entré a la cárcel en defensa de una causa justa y noble y esa causa me dio la energía y las fuerzas para echar adelante y no permitir que las condiciones de la prisión me afectaran de forma adversa. Llevé una promesa: no darle tiempo a la cárcel, sino tiempo para mí”, sostuvo López Rivera a Efe.

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“Hoy me siento requetefeliz de estar en ‘Pepino’”, expresó López Rivera, de 74 años, en referencia al seudónimo con el que se conoce el municipio de San Sebastián, ubicado en el sur-central de la isla caribeña.

López Rivera regresó a su pueblo natal, luego de que el 17 de mayo lograra la plena libertad, después de cumplir una sentencia de más de 35 años por conspiración sediciosa en diversas prisiones de Estados Unidos y sus últimos tres meses en arresto domiciliario en el apartamento de su hija en el área capitalina de Santurce.

Durante sus 35 años preso, López Rivera estuvo en varias prisiones estadounidenses, entre ellas una en Colorado, donde dijo que recibió castigos de tortura como el ser levantado de su celda cada treinta minutos durante 58 días seguidos.

“No se puede ser libre dentro de una prisión, porque la misión de la prisión es deshumanizar. Y cuando una institución se dedica a deshumanizar, lo que hace es destruir”, reflexionó López Rivera.

“Ahora, nos incumbe a toda persona que está presa por una causa justa y noble, que nos deshumanicen. Para mí, yo nunca permití que la cárcel me dominara. Luché y luché, y todo por nuestro honor y espíritu”, enfatizó.

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Tras lograr su libertad plena, López Rivera fue recibido con una fiesta de pueblo en la Plaza de la Convalecencia en el sector sanjuanero de Río Piedras, y al próximo día viajó a Chicago, donde se crió desde sus 14 años, y reconocido con una calle del barrio puertorriqueño de Humboldt Park.

López Rivera nació en San Sebastián el 6 de enero de 1943 y fue criado por sus padres, Alberto López y Andrea Rivera, en el barrio Aibonito Guerrero, hasta que a sus 14 años emigró con su familia a Chicago.

El ex-preso llegó a Chicago en diciembre de 1957, donde ya estaban su padre y su hermana mayor, Clari, a un mes de cumplir sus 15 años. Su mamá y sus demás hermanos le siguieron un par de años después.

En Chicago, el padre de López Rivera trabajó en una fábrica de construcción de tubos de acero, mientras que su madre, quien nunca aprendió a leer o escribir, hizo lo propio en una empresa industrial de planchado y limpieza.

La actividad de este sábado se realizó en la sala de la exposición municipal, al costado de la iglesia del pueblo, y luego en el centro urbano de la localidad.

El vehículo en el que fue transportado López Rivera fue escoltado por los cadetes de la República del Partido Nacionalista.

Ahora, en su libertad, López Rivera dijo que se dedicará a “ir de municipio en municipio” a llevar a cabo conversatorios, “para dialogar y escuchar y de ahí poder tener una apreciación del pueblo”.

Estando en Chicago, López Rivera se unió en el año 1976 a las Fuerzas Armas de Liberación Nacional (FALN), una formación que en la década de 1970 cometió actos de sabotaje para favorecer la independencia de Puerto Rico, en especial en el área de Chicago.

Fue detenido en 1981 y sentenciado a 55 años de cárcel por los cargos de conspiración sediciosa contra el Gobierno de Estados Unidos, uso de la fuerza en robo, transporte de armas y de explosivos con la intención de destruir propiedad gubernamental.

Sumó a su condena 15 años en 1991 por un intento de fuga, y en 1999 se negó a aceptar el indulto que le concedió el entonces presidente Bill Clinton.

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