RICHMOND, Virginia, EE.UU. – Después de una serie de fallos adversos, el gobierno del presidente Donald Trump espera poder convencer a un tribunal federal de apelaciones de que su plan de prohibir la entrada al país a ciudadanos de seis países de mayoría musulmana busca proteger la seguridad nacional y no discriminar a los miembros de religión alguna.
El Tribunal de Apelaciones del 4to Distrito examinará el fallo anterior contra el intento del gobierno de prohibir temporalmente la emisión de visas a ciudadanos de Irán, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen. Es la primera vez que un tribunal federal de apelaciones escuchará argumentos en torno a la nueva versión de la norma, que probablemente llegará a la Corte Suprema.
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Anteriormente, un juez federal en Maryland falló en contra de la prohibición, señalando que la retórica de Trump cuando era candidato _cuando prometió prohibir la entrada a musulmanes_ delata su carácter de discriminación por motivos religiosos.
Los abogados del Departamento de Justicia dicen que el tribunal no debe fijarse en la retórica de campaña sino en el texto de la iniciativa, que según ellos es necesaria para defender al país de terroristas. Agregan que los países señalados son una pequeña minoría de todos los países musulmanes del mundo.
“El tribunal debería fijarse en los pronunciamientos oficiales, no es motivaciones percibidas de manera subjetiva”, dijeron los abogados del gobierno en sus documentos judiciales.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) y el Centro Nacional de Derecho sobre Inmigración han dicho que Trump desea que los tribunales “se hagan la vista gorda a la evidencia inequívoca, amplia y pública” de que la norma está prejuiciada en contra de los musulmanes.
“La gran incógnita en este caso es si el tribunal se fijará en la enorme cantidad de evidencia que hay sobre el motivo inapropiado de esta prohibición, o si será barrida debajo de la alfombra”, declaró Omar Jadwat, director del Proyecto para los Derechos de los Inmigrantes, de la ACLU, que estará exponiendo sus argumentos en el caso.
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En una medida extraordinaria que revela la importancia de este caso, el tribunal de apelaciones decidió saltarse el panel de tres jueces que usualmente evalúa una apelación. En lugar de ello, el caso irá directamente al tribunal en pleno.
Aunque por mucho tiempo ese tribunal en Virginia era considerado uno de los más conservadores, se pasó más hacia el centro bajo la presidencia de Barack Obama, quien designó a seis de los 15 magistrados.
Actualmente, nueve de los jueces fueron designados por demócratas y cinco fueron designados por republicanos. El titular de la corte, Roger Gregory, fue designado durante un receso por el presidente Bill Clinton y confirmado en el cargo por el presidente George W. Bush.
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