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La crisis repercute en más apagones en Puerto Rico

Prensa Asociada publica un extenso reportaje sobre la problemática.

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Alimentos echados a perder. Electrodomésticos descompuestos. Negocios cerrados. El aumento de los apagones en Puerto Rico está agravando la crisis económica del territorio estadounidense. Su empresa de electricidad, fuertemente endeudada, tiene problemas graves para modernizar sus equipos de varias décadas de antigüedad y que se están destartalando en medio de la crisis económica.

Los apagones frecuentes, junto con el aumento en las facturas de electricidad, están ahuyentando a los inversionistas potenciales. También frustran a los dueños de negocios, que se quejan de estar perdiendo ingresos, y a las familias que se han visto obligadas a comprar electrodomésticos nuevos debido a que las sobrecargas inesperadas descompusieron sus equipos anteriores.

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“Está peor que nunca”, dijo la entrenadora de ventas Mariela Aguirre, de 49 años, sobre los apagones semanales en su vecindario en un suburbio lujoso cerca de la capital. “Estamos casi tercermundistas”.

El ciclo de casas y negocios que se quedan sin electricidad y que luego recuperan el servicio se ha convertido en algo común en la isla. Decenas de miles de puertorriqueños como Aguirre no tienen suficiente dinero para comprar un generador y evitar las interrupciones costosas.

El año pasado, la isla de 3,4 millones de personas reportó más de 54.000 apagones, un aumento de 24% en comparación con 2014. En general, hay cinco veces más apagones en Puerto Rico que los que se experimentan en el suelo continental de Estados Unidos, de acuerdo con un informe publicado en noviembre por expertos independientes con sede en Estados Unidos a pedido de una comisión local encargada de mejorar la empresa de electricidad.

En su análisis de más de 200 páginas, se dice que la empresa de electricidad debe de resolver inmediatamente la emergencia. Advierte que la infraestructura donde están sus transmisores y generadores “literalmente se está desbaratando”.

La empresa “parece estar colgando de alfileres y, en nuestra opinión, necesita desesperadamente una infusión de capital —monetario, humano e intelectual— para tener de nuevo una empresa de servicio público funcional”, escribieron los expertos.

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Sin embargo, el gobierno de Puerto Rico no puede darle ningún tipo de inyección en efectivo. Tiene una gran crisis debido a los recortes presupuestarios en los próximos meses y tiene problemas para hallar ingresos y reestructurar unos 70.000 millones de dólares en deuda pública luego de una recesión de 10 años. De esta deuda, unos 9.000 millones pertenecen a la Autoridad de Energía Eléctrica, que ha llegado a un acuerdo provisional con los tenedores de bonos.

La empresa de electricidad no ha encontrado nuevas fuentes de ingresos dado que los puertorriqueños tienen cerrado el acceso a los mercados de capital. Entretanto, los apagones siguen frustrando a sus más de 1,5 millones de clientes.

“Cuando se escuchan todos los ruidos (de las máquinas) uno piensa ‘¡Dios! ¡Todo se va a venir abajo!”’, dijo la instructora de natación Elizabeth Laide, de 50 años, al referirse a sus electrodomésticos.

Laide vive cerca de la capital, San Juan, y en su casa hay apagones dos veces a la semana que duran entre 6 y 12 horas. Sus lavadora de ropa ya dejó de funcionar y su lista de compras de supermercado es corta porque no quiere que se le pudran los alimentos.

También ha dejado de llamar a la empresa de electricidad. “Te cansas de estar esperando en el teléfono”, dijo. “Es algo contra lo que uno no puede luchar”.

Edgardo Rivera, el nuevo director del sistema de distribución y transmisión de la compañía de electricidad, dijo que la mayoría de los apagones se deben a renovaciones que debieron haberse hecho hace mucho y que requieren que los trabajadores desconecten la electricidad durante varias horas.

“Claro que podemos mejorar. Es nuestra meta”, dijo. Agregó que espera que las renovaciones reduzcan los apagones.

No obstante, muchos puertorriqueños siguen cautelosos, especialmente después de que toda la isla se quedó sin electricidad en septiembre, en un apagón de tres días que afectó a 1,5 millones de clientes del servicio público.

La causa del apagón fue un incendio en la planta generadora principal, pero la mayoría de los apagones se deben a mantenimiento retrasado, el mal tiempo, árboles demasiado crecidos, infraestructura antigua y falta de trabajadores calificados, de acuerdo con el informe de los expertos independientes estadounidenses. El estudio recalcó que la fuerza laboral de la empresa de electricidad es ahora 22% menor que en 2014. Los apagones también se han vuelto más largos: en promedio, ahora duran más de dos horas.

La compañía “apenas puede ofrecer servicio eléctrico con su flotilla actual y despacha sus unidades con software desarrollado en 1985”, dijeron los expertos en su reporte. “La manera cómo resuelven sus problemas generalmente es improvisada, con resultados que son tan desastrosos como admirables”.

La empresa también ha estado plagada de señalamientos de corrupción y mala administración y ahora está enfrentando una nueva ronda de negociaciones con los tenedores de bonos.

Aumentan los puertorriqueños que exigen que la empresa sea privatizada con la esperanza de que mejore, pero el economista de Puerto Rico José Joaquín Villamil considera eso poco realista.

“Eso requiere una inversión grande y es poco probable que una empresa privada vea esto como una proposición muy atractiva”, explicó.

Pese al malestar causado por los apagones, los puertorriqueños tratan de mantenerse optimistas. Un meme popular que salió hace poco, durante la reciente participación invicta de Puerto Rico hasta la final del Clásico Mundial de Béisbol, dice: “Yo pido que la empresa nos de electricidad de 9 p.m. a 1 a.m.”, en referencia al horario del partido.

Los isleños también se han acostumbrado a que los vecinos suelten improperios cada vez que explota un transformador.

José Garriga, dueño de una empresa de refrigeración y ventilación, dijo que la electricidad se va al menos una vez a la semana tanto en su sede, cerca de San Juan, como en otras propiedades.

“Aquí a veces explotan dos en línea y siguen por ahí pa’ bajo”, dijo Garriga. “Aquí en Puerto Rico todo el mundo necesita generador. El sistema está roto”.

 

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