La salubridad del agua en Puerto Rico guarda estrecha relación con el poder adquisitivo de las comunidades, pues en los últimos años existe un patrón en el que los cuerpos de agua que sufren de contaminación tienen a su alrededor comunidades de escasos recursos.
Así lo estableció la directora ejecutiva del Programa del Estuario de la Bahía de San Juan, Brenda Torres Barreto, al explicar que ha visto “un patrón en Puerto Rico; a eso se le llama justicia ambiental, donde por eso uno se enfoca en trabajar en empoderar a las comunidades”.
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Explicó que los cuerpos de aguas más contaminados de la zona metropolitana están aledaños a comunidades de escasos recursos, mientras que reconoció que “de la misma manera en que se limpia, de momento crece el valor de las propiedades de momento existen visitantes, de momento hay mayor seguridad, de la misma manera (cuando están contaminados) se empobrecen esas regiones”.
“Los municipios conocen de esto. Muchos de ellos están trabajando fuertemente para limpiar estos cuerpos de agua, pero, desde mi perspectiva, pueden hacer mucho más. Pueden trabajar con agendas especialmente enfocadas en eliminar descargas que puedan seguir impactando estos cuerpos de agua”, dijo en entrevista con Metro la directora del programa, que mide la calidad del agua en 25 puntos de la Bahía de San Juan.
De estos, indicó que los cuatro más contaminados son la laguna San José, laguna Los Corosos, canal Blasina y canal de la Malaria. “La conservación ambiental no es decir: ‘Limpio el cuerpo de agua y ya’. Uno tiene que trabajar con la salud pública, con la estabilidad mental, socieconómica, con esas regiones cerca de esos cuerpos de agua y áreas de alto valor ecológico”, declaró Torres Barreto.
Advirtió que la pobre calidad de agua guarda una relación con el desarrollo de enfermedades gastrointestinales, además de que empobrece los ecosistemas que se encuentran en los cuerpos de agua y “por ende toda la cadena alimentaria asociada a eso”. A modo de ejemplo, mencionó la situación de la comunidad del caño Martín Peña, donde viven alrededor de 27 mil personas. “Uno de los alertas más grandes es la salud de las personas de ahí. Ellos han mostrado un patrón de tratamiento de servicio médico más alto en el área gastrointestinal, en el área de asma, enfermedades respiratorias y de la piel”, detalló al enfatizar que se ve reflejado en el costo de la salud que invierten los residentes. La directora de la organización sostuvo, además, que “eso es un ejemplo de justicia social y de justicia ambiental si no tienen otra opción de tener mejor calidad de agua o de vivir en un lugar donde no se le inunde cada vez que llueve de manera ligera o manera fuerte. Van a estar expuestos a este tipo de agua, agua sucia, que viene cargada de elementos como los enterococos”.
Algo que afecta la calidad del agua, según explicó Torres Barreto, es la infraestructura envejecida, ya que esta afecta el descargue de agua de los sistemas de alcantarillados.
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A medir la calidad de agua de la isla
El Programa del Estuario inició una serie de talleres de cara al próximo 1 de abril, cuando celebrarán el día de monitoreo de calidad de agua.
Puerto Rico se unió a la iniciativa de Earth Eco Water Challenge, en la que participan 142 países y miden su calidad de agua. La experta ambiental indicó que en la isla participan anualmente sobre 500 voluntarios y miden la calidad de 180 cuerpos de agua.
Participarán voluntarios de diez puntos en coordinación con la Junta de Calidad Ambiental y otras entidades privadas y universidades.