Un gran número de empresas de construcción, restaurantes, servicios de cuidado de niños o supermercados cerraron hoy sus puertas para demostrar a Trump que, sin el trabajo inmigrante, Estados Unidos quedaría paralizado y sus comunidades privadas de una parte integral de su vida diaria.Inmigrantes en ciudades como Chicago, Washington, Boston, Filadelfia o Los Ángeles abandonaron sus puestos de trabajo, se negaron a comprar o a tomar el transporte público, para disociarse por un día de la economía estadounidense y demostrar su importancia.
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