Miami- Políticos, activistas del exilio y cubanos residentes en Miami interpretaron hoy de muy diversas maneras al anuncio del fin la política de “pies secos/pies mojados”, que beneficia a los cubanos que llegan a EE.UU.
Mientras muchos consideraron esa decisión del Gobierno saliente de Barack Obama como una nueva concesión al régimen cubano, otros se manifestaron de acuerdo y consideraron que en cierta manera es una medida “sana”.
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La congresista Ileana Ros-Lehtinen calificó el anuncio como “otro mal acuerdo” de la Administración de Obama, por el que la Casa Blanca “cede” en lugar de “defender los valores democráticos de Estados Unidos”.
El congresista Mario Diaz-Balart se refirió al anuncio como otra “vergonzosa concesión” que “frustra las aspiraciones democráticas del pueblo cubano” y deniega la “presunción de asilo político” para los “oprimidos” por el régimen de Raúl Castro.
“La política del presidente Obama hacia el régimen de Castro no ha mejorado la situación de los derechos humanos ni ha incrementado la libertad en la isla”, manifestó.
El senador de origen cubano Bob Menéndez condenó la medida anunciada hoy y afirmó que solo servirá para “apretar el nudo que el régimen de los Castro sigue teniendo alrededor del cuello de su propio pueblo”.
La política de “pies secos/pies mojados” daba a los cubanos, desde 1995 y hasta hoy, la posibilidad de obtener la residencia permanente un año después de llegar a Estados Unidos, incluso si lo hacen ilegalmente, siempre que no sean interceptados en el mar.
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El presidente Barack Obama anunció el fin de esta política, con efecto inmediato, de forma que los cubanos que no califiquen para obtener ayuda humanitaria serán objeto de deportación, en concordancia con las actuales leyes del país.
Obama consideró que la política de “pies secos/pies mojados” pertenece a “otra era” y su fin contribuirá a normalizar las relaciones entre La Habana y Washington.
José Basulto, fundador de la organización Hermanos al Rescate, en declaraciones a Efe se mostró de acuerdo con el fin de una política que, a su juicio, ha contribuido a que los cubanos no afronten los problemas que tienen en casa.
“La libertad va a haber que buscarla ahora dentro de Cuba”, dijo Basulto, quien considera “triste” que los cubanos hayan apostado siempre por escapar de Cuba en lugar de luchar por la libertad dentro de su país y lamenta la pérdida de vidas humanas y los peligros que han corrido miles de personas en el estrecho de Florida.
“Si nos hubiéramos quedado en Cuba, otro gallo cantaría”, dijo.
Tras el anuncio, las cámaras de televisión colmaron las inmediaciones del emblemático restaurante Versailles, en el barrio de la Pequeña Habana de Miami, el corazón del exilio cubano, y sorprendieron con la noticia a los comensales.
“Lo que está pasando es un genocidio, lo que tiene que hacer ahí es sacar a los Castro, porque ahí no hay quien viva”, señaló a Efe Cristina Silverio, cubana residente en esta ciudad y quien señaló que el anuncio de hoy es “una injusticia”.
“Estoy a favor, porque es un beneficio en Miami, hay que parar esa emigración, porque muchos son buenas personas pero otros no lo son”, dijo Richard Vila.
El fin de esa política era un reclamo que mantenía desde hace mucho tiempo el Gobierno de Cuba para avanzar en la normalización de las relaciones bilaterales, que comenzó en diciembre de 2014.
Dicha política es una enmienda a la Ley de Ajuste Cubano de 1966, que otorga autoridad al secretario de Justicia para permitir que los cubanos que han entrado en el país, tanto legal como ilegalmente, obtengan la residencia permanente un año después de su llegada.
Ramón Saúl Sánchez, del Movimiento Democracia, una de las organizaciones del exilio, fue sorprendido por la noticia y señaló que es pronto para determinar si es algo positivo o negativo.
A su juicio, la de pies secos/pies mojados es una política “enrarecida”, pues en lugar de basarse en las razones para conceder el asilo que se manejan internacionalmente se fundamenta en algo que no tiene ninguna relación con eso, como es el haber llegado a tierra o no.
Sánchez recordó que en su día él mismo hizo una protesta para pedir que no se pusiera en vigor esa política.
“Antes de eso a los que capturaban en el mar los traían inmediatamente para Estados Unidos y aquí realizaban los trámites de asilo como el resto de personas”, dijo.
Juan Antonio Blanco, director ejecutivo de la Fundación Para los Derechos Humanos en Cuba, expresó a Efe su temor de que la medida aliente a la gente a echarse a la mar.
Desde el 1 de octubre pasado, cuando comenzó el año fiscal, por lo menos 1.806 cubanos han intentado emigrar a Estados Unidos por vía marítima, según la Guardia Costera de EE.UU.
La medida de hoy desata interrogantes sobre lo que hará el Gobierno entrante, encabezado por el republicano Donald Trump, y cuyo nominado para el puesto de secretario de Estado, Rex Tillerson, señaló el miércoles que se hará una “revisión de abajo a arriba” de la relación con Cuba.