El hermano de un hombre acusado de matar a cinco personas en un aeropuerto de Florida se preguntaba el sábado por qué se permitió a su pariente conservar su arma si las autoridades federales ya sabían que cada vez estaba más paranoico y escuchaba voces.
Esteban Santiago, de 26 años, tenía problemas para controlar su ira después de servir en Irak y dijo a su hermano que se sentía perseguido y controlado por la CIA mediante mensajes secretos por internet.
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Cuando el ex soldado reveló sus pensamientos paranoicos a agentes en una oficina del FBI en noviembre, fue evaluado durante cuatro días y dado de alta sin medicamentos ni terapia posterior.
“El FBI fallo ahí”, declaró Bryan Santiago. “Aquí no estamos hablando de alguien que vino del anonimato para hacer algo así”.
En declaraciones afuera de la casa de su familia en Peñuelas, el hermano afirmó: “El gobierno federal lo sabía ya por meses, lo estaban evaluando ya desde hace tiempo, pero no hicieron nada”.
En los últimos años, Esteban Santiago —que recientemente se convirtió en papá— había estado viviendo en Anchorage, Alaska. Pero ya acusaba señales de problemas.
Esteban afirmó a los agentes del FBI en Alaska que el gobierno lo obligaba a ver videos del grupo Estado Islámico, sostuvo el viernes un policía que solicitó el anonimato porque no tiene autorización para hablar sobre una investigación en marcha.
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La oficina del FBI en Alaska, que declinó hacer declaraciones antes de una conferencia de prensa prevista para el sábado, entrevistó a Esteban Santiago y después avisó a la policía, que se lo llevó para que le hicieran una evaluación de salud mental.
También pesaba sobre Esteban un cargo de violencia familiar en enero de 2016 porque dañó una puerta cuando ingresó por la fuerza al baño de la casa de su novia en Anchorage.
La mujer dijo a la policía que Esteba le pidió a gritos que se fuera, intentó asfixiarla y le dio un golpe con la mano abierta en un costado de la cabeza, según los documentos de la acusación.
De acuerdo con fiscales municipales, un mes después Esteban violó las condiciones de su excarcelación cuando los agentes lo encontraron en la casa de la mujer durante una revisión de rutina.
Esteban explicó a la policía que estaba viviendo ahí desde que lo fue dejado en libertad el mes anterior. Su abogado en Anchorage, Max Holmquist, declinó hacer declaraciones sobre su cliente.