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Denuncian condiciones de Vieques tras uso como campo de tiro por EE.UU.

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El documental “Vieques: una batalla inconclusa” se presenta hoy en San Juan con el ánimo de denunciar las consecuencias para la salud y el medioambiente de décadas de uso de esa pequeña isla puertorriqueña como campo de tiro por la Marina de EE.UU.
El director del documental, el cineasta Juan Dávila, dijo a Efe que con este trabajo -grabado en 2013- pretende dar a conocer mejor el “desastre medioambiental” que padece esa bella isla.
Aunque oficialmente la Marina de EE.UU. abandonó Vieques en 2003 actualmente cerca de la mitad de la pequeña isla situada al este de Puerto Rico, de una superficie de 52 millas cuadradas (135 kilómetros cuadrados), permanece cerrada a la población y bajo la gestión del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU.
Dávila, de 28 años y con estudios de Comunicación en Puerto Rico y documentación en la Universidad de California, empleó unos tres años en la investigación y trabajos de edición de la cinta, que hoy se estrena oficialmente en el Cinema Bar 1950 del Viejo San Juan.
El objetivo es acercarse a un problema que asegura no se ha investigado de forma detenida. Con testimonios de vecinos de la isla, de 21 millas (34 kilómetros) de largo por 4 millas (6 kilómetros) de ancho, se ilustra cuál es la situación actual.
La Marina de EE.UU. abandonó Vieques por presión popular en 2003 y desde entonces realiza tareas de limpieza de los restos de los ejercicios militares que llevaron a cabo durante más de 60 años, con una inversión acumulada, según fuentes militares estadounidenses, de 220 millones de dólares.
“El mayor desastre los constituyen las bombas que hay en el agua”, apuntó el cineasta, que dijo haber visto con sus propios ojos los proyectiles y contar con el testimonio de pescadores que atestiguan que hay miles de ellas alrededor de Vieques.
Para Dávila, es evidente que las autoridades estadounidenses no se han tomado la molestia de limpiar adecuadamente de bombas la costa de Vieques, al menos la parte este, donde el acceso a la población está restringido.
La limpieza de las bombas en tierra sí se ha acometido, pero, como matiza el cineasta, se ha recurrido a recoger los artefactos y hacerlos explotar al aire libre sin ninguna precaución.
“Los epidemiólogos entrevistados denuncian en el reportaje cómo al proceder a esas detonaciones controladas se liberan sustancias tóxicas”, dijo, lo que perjudica al medioambiente y a la población.
Añadió que “los científicos denuncian que ese proceso se debería hacer en cámaras de detonación controladas, pero no se hace por el coste que supone”.
Al desgaste medioambiental se suman los riegos que estas detonaciones suponen para la salud de los viequenses, un asunto de gran relevancia que la Marina estadounidense siempre ha negado.
Dávila subrayó que hace años el Departamento de Salud de Puerto Rico dio a conocer que en Vieques había bastantes más casos de distintos tipos de cánceres que en el resto de Puerto Rico, un dato a su juicio “incuestionable”.
La Marina de EE.UU. asegura sin embargo que no hay evidencia científica alguna que pueda relacionar los bombardeos con la elevada incidencia del cáncer en Vieques.
Al respecto, el cineasta denuncia que se ha pedido reiteradamente una investigación sobre el asunto a las autoridades estadounidenses, pero éstas nunca la han llevado a cabo.
“El Gobierno de Puerto Rico destinó medio millón de dólares a un estudio para esclarecer el asunto, pero nunca llegó a realizarse, ya que a quienes estaba destinado siempre alegaron que los fondos nunca llegaron”, dijo Dávila.
El documental va analizado, por medio de entrevistas a lugareños y científicos, el proceso histórico, los planes de desarrollo para la isla, la evolución de los terrenos y la situación actual.
Algunos de los entrevistados son Ismael Guadalupe, Roberto Rabin, Carlos Zenón, Alberto de Jesús “Tito Kayak”, Arturo Massol, Cruz María Nazario, Jorge L. Colón, José “Tato” Rivera Santana, José “Ché” Paralitici y María de Lourdes Santiago, entre otros.

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