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La entrada al Tribunal federal ha sido conquistada por un grupo de ciudadanos puertorriqueños que día a día abogan por los derechos de los ciudadanos del país.
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Se trata de individuos de todo tipo de trasfondo que se han unido frente al edificio federal para protestar en contra de la junta de control fiscal que se le ha impuesto a Puerto Rico por intermedio de la llamada ley Promesa.
“Agárrate esa silla y tráela pa’ acá”, invitó uno de ellos mientras se enfocaba en su juego de dominó. Y explicó: “Esa deuda es una deuda que se le ha implantado al gobierno por un estatus colonial”, dice José “El Cano” Rosado, quien en ese instante intentaba jugar la ficha del seis cero para desgracia de su compañero, que no podía rematar.
Su compatriota, Víctor Pagán, pasó su turno en el juego, para contar a la agencia Inter News Service (INS) que habían empezado 20 integrantes “que se ‘espotearon’ allí al frente”, mientras apuntaba a los portones del Tribunal.
Pagán relató además que esos primeros días encontraron resistencia por parte de las autoridades federales. “Nos sacaron como dos baldes de pepper spray y empezaron a tirárnoslo con armas largas”, narró el joven, quien se reía del evento denunciándolo como algo exagerado para lo que ellos hacían.
El campamento no cubre la carretera, aunque algunas tiendas si están postradas cerca. Cuentan con su propio sistema de agua potable que ellos mismos cambian. Además, han implementado el uso de un huerto casero que sembraron cerca del área y las provisiones con las que cuentan son donadas por los integrantes, todos unidos por el mismo fin: detener la junta.
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“Habilitamos un área de estudio allí para los estudiantes, quisiéramos que se unieran a nosotros y no pagaran hospedaje de esa manera”, reveló Rosado, quien en ese instante no recordó claramente si había tirado ficha o no.
La carpa habilitada para los estudiantes cuenta con una planta de electricidad que las personas pueden usar para cargar todo tipo de electrónicos que sean necesarios para los estudios. De igual forma cuentan con una humilde selección de libros en una carpa justo al frente de los portones del Supremo, defendida por un caño artístico que les donaron artistas puertorriqueños.
“Estamos abiertos a educar al pueblo y cualquier persona puede venir a aprender sobre la lucha: nosotros les damos la bienvenida como hicimos contigo”, reafirmó Solimar Ortiz Jusino, quien también formó parte de la partida.
Ante la consulta de INS acerca de sus quehaceres del día, “El Cano” comenzó a detallar cómo se las pasaban tomando talleres que los mismos integrantes les proveen, y que no sólo se trata sobre la protesta, sino también sobre aprender más.
Acto seguido, el joven guerrero comenzó a despotricar en contra del colonialismo, defendiendo la isla y promoviendo la igualdad para todos: “Esto es orquestado intencionalmente, la gente piensa que a esto llegamos así como así, pero esto es un plan ejecutado a nivel global por los mismos jugadores”, apuntó Rosado.
Aunque la partida no había terminado, los integrantes tomaron un tiempo para dirigirse a la carpa de aprendizaje y poder tomar un taller sobre “Micro Machismo”.
“Lo mejor que hemos logrado es hacer que personas de tan distintos backgrounds se unan. Esto es lo más democrático que yo he vivido en mi vida”, confirmó “El Cano” Rosado, enfatizando que nadie es líder en este campamento, que todos tienen derecho a exponer sus ideas y a ser escuchados, y que así esperan “devolver la democracia que Puerto Rico ha perdido”.