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Boricuas hacen la diferencia en ciudad dominada por delincuencia

Se trata de una de las ciudades más peligrosas de Estados Unidos, pero un grupo de jóvenes latinos está dispuesto a debatir las estadísticas

Camden, Nueva Jersey – Mientras que el Gobierno federal de Estados Unidos invirtió alrededor de $43 millones solo en términos de seguridad durante los cuatro días que duró la Convención Nacional del Partido Demócrata en la ciudad de Filadelfia en Pensilvania, donde unas 50 mil personas presenciaron la oficialización de la primera candidatura presidencial de una mujer en el partido de mayor importancia en Estados Unidos, a unas pocas millas,  una comunidad abrazada por la delincuencia haría maravillas con una ínfima parte del dinero derrochado en la convención.

Se trata de la ciudad de Camden, a 15 minutos del Wells Fargo Center, en la ciudad de Filadelfia, donde se celebró la convención. Allí, cruzando el puente Benjamin Franklin sobre el río Delaware, otra realidad histórica y a la vez cotidiana permanece en las sombras.

Camden ha permanecido en la lista de las 10 ciudades más peligrosas en toda la nación estadounidense, al menos desde 1998, de acuerdo con Morgan Quitno Press.

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Hasta allí llegó Metro no para ser testigos de lo que dicen las estadísticas, sino para conocer a aquellos que buscan hacer la diferencia y que quieren demostrarle al mundo que las circunstancias que los rodean son más bien un estímulo en el camino de peldaños hacia el logro de sus metas.

Adolescentes de la comunidad esforzándose por sus logros (CASA, por sus siglas en inglés), nació en el año 2012 como un programa de verano de una semana de duración. Su éxito fue tal que, desde entonces, CASA Camden no ha parado de funcionar y suplirles a decenas de jóvenes las herramientas sociales y emocionales necesarias para alcanzar sus metas.

“Era el año con más muertes por asesinato en la historia de Camden, entonces mi colega trabajadora social —Lourdes— y yo pensamos que necesitábamos proveerle de un lugar seguro a los niños y jóvenes para venir en esta ciudad, para crecer, aprender y realmente tener apoyo. Por eso el programa lo llamamos CASA, porque queríamos crear la idea de que este es su hogar”, relató Tim Gallagher, codirector de CASA Camden, en entrevista con Metro.

Para el 2012, unos 10 jóvenes confirmaron el primer grupo de miembros del programa. Hoy día más de 100 participan en los servicios de CASA y todos los que han solicitado estudios universitarios han sido aceptados. En Camden, del total de 77 mil habitantes, un 48 por ciento es afroamericano y un 47 porciento es de ascendencia latina. Las cifras hacen eco en el perfil demográfico de los jóvenes que asisten al programa. Gallagher explicó que, del total del grupo, un 70 por ciento de ellos es de ascendencia latina, alrededor de 29 por ciento es afroamericano y el resto es de origen asiático.

Cerca de las 10 de la mañana de aquel jueves, CASA nos abrió las puertas. Allí seis jóvenes miembros del programa nos esperaban; entre ellos, Kalanni Plaza, de 17 años y de ascendencia puertorriqueña. Kalani comienza en agosto su último año de escuela superior. Su hermano murió de una sobredosis de droga en abril de 2013 y es su fuerza motriz para salir adelante.

“Llegue a CASA luego que me gradué de octavo grado. Comencé a asistir más frecuentemente, y ellos me han ayudado muchísimo, especialmente cuando mi hermano murió”, relató la joven adolescente. Una vez culmine sus estudios, Kalanni quiere formar parte del Ejército de Estados Unidos. Es una fiel defensora de la equidad de género y quiere hacer algo que rompa los moldes sociales que, generalmente, se imponen a una mujer. También quiere estudiar justicia criminal. Aún tiene fresco en la memoria el último día que vio y habló con su hermano.

“Él estaba asistiendo a un programa de rehabilitación, pero estaba en la casa. Me fui con mi papá y lo último que le dije fue ‘Te quiero. Nos vemos mañana’. Al otro día, cuando recibí la llamada de mi papá, sabía que algo había sucedido”, relató Kalanni.

En el 2012, el Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas in inglés) anunció que Camden ocupaba el lugar número uno en crímenes violentos en ciudades con 50 mil habitantes o más en todo Estados Unidos, con 2, 566 crímenes por cada 100 mil personas.

“Las estadísticas en Camden están en contra de nuestros jóvenes. Así que nosotros queremos mostrarles un punto de vista que es mucho más grande que esta ciudad”, afirmó Gallaguer.

El programa CASA busca mostrarles a los jóvenes una visión distinta de futuro y crear las condiciones necesarias para una sana convivencia entre sus miembros, algo que luego se replica en sus casas, en las escuelas y que esperan llegue hasta las calles.

Allí también está José Figueroa, un joven de 14 años, natural de Cidra. Aunque nació en Puerto Rico, su familia se mudó a Camden cuando tenía tres años. Desde entonces, ha vivido en nueve distintas casas y su bicicleta era sinónimo de libertad, una oportunidad de limpiar sus pensamientos mientras pedaleaba, aunque su madre sabía del peligro al que se exponía.

“Mi mamá solía decirme: ‘No te quiero afuera. No te quiero afuera. Es peligroso’, pero yo no le hacía caso y me iba en mi bicicleta hacia arriba y hacia abajo por las calles. Pero ahora mi mamá sabe a dónde voy”, relató Figueroa.

“Ella pensaba que yo iba a terminar siendo uno de esos jóvenes haciendo cosas malas en las calles. Pero ella está orgullosa de mí, al igual que mi papá”, añadió el adolescente de 14 años.

Conocer “la calle” y lo más profundo de los callejones es, la mayoría de las veces, parte del crecimiento de los niños y jóvenes en Camden.

“He visto gente morir asesinada al frente de mi. Mi primo fue asesinado justo en la esquina de mi casa. Después de la escuela yo decía, ¿qué debo hacer? Yo quería sobrevivir, quería vivir, pero no sabía que esa no era la manera correcta. Mi mamá me decía que no debía vivir de esa manera, pero yo siempre estaba afuera, me decía que llegara a una hora y yo no le hacia caso”, relató Azar Jackson, un joven afroamericano de 17 años.

“Todo comenzó a cambiar, me comencé a involucrar más con la fotografía y las cosas comenzaron a ir mejor. Si yo no estuviese aquí (en CASA), hubiese estado afuera haciendo cualquier cosa. Si yo no hubiese estado aquí yo habría sido uno de los que han muerto en las calles”, puntualizó Jackson.

A través de CASA, estos jóvenes han podido redescubrirse y sacar a la luz los talentos que siempre han tenido, pero que no habían podido lucir.

“En mi caso, descubrí que yo amaba hablarles a los equipos, a los jóvenes de mi edad, y motivarlos, y eso es lo que estoy haciendo. Hoy día soy entrenador y nunca habría descubierto eso o nunca lo habría develado si no hubiera llegado aquí, porque aquí nos dan la oportunidad de expandir nuestras mentes, cambiar nuestro pensamiento y descubrir qué realmente queremos ser y hacer”, dijo, por su parte, Argenis Calderón, un joven de 20 años y de ascendencia dominicana que hoy día es entrenador de su propio equipo de béisbol en Camden.

Corrupción agrava la situación en Camden

La ciudad de Camden tampoco está exenta de la corrupción. Desde el 1981 hasta el 2009, tres alcaldes de la ciudad de Camden fueron condenados a prisión por delitos de corrupción relacionados a fraude, apropiación de fondos públicos, lavado de dinero y hasta pagos de líderes de organizaciones criminales.

El exsenador de Nueva Jersey, Wayne R. Bryant, fue el último funcionario público encarcelado por delitos de corrupción relaciones a fondos de Camden. El Departamento de la Policía también estuvo involucrado en un gran escándalo de corrupción en el 2010.

“Cuando me preguntan de dónde soy y les digo que soy de Camden me dicen, ‘oh, tú eres del barrio’, de forma despectiva. Yo les digo que si, pero que eso no significa que hago las cosas que otros hacen. Yo simplemente sigo caminando. Es una decisión. Eso es lo que sucede con Camden, simplemente caminas hacia fuera de tu casa y tienes ahí alguien que vende drogas o conectado a eso, que te puede también llevar a eso (a las drogas), pero es decisión de la persona decir que no, no ir por ese camino, no hacer lo que la gente está haciendo y crear algo propio. Por eso es que yo estoy en las artes y en el baile, eso es lo que hago, esa es mi pequeña zona segura, eso es lo que disfruto, en eso es lo que soy bueno”, relató Darwin Guzmán, de 17 años y natural de la República Dominicana.

A la ola de corrupción hay que añadir una tasa de desempleo de cerca del 20 por ciento, un 36 por ciento de las personas viviendo bajo el nivel de pobreza y un promedio de ingreso anual de $18 mil por familia –lo que convierte a la ciudad en la más pobre de Estados Unidos, con 65 mil habitantes o más. Pero las circunstancias que parecen estar en contra, tampoco son ya un obstáculo para Javier Castro, otro de los participantes de CASA.

“Mientras crecía yo no creía en el futuro, no tenía nada que me motivara, pensaba que después de la escuela superior simplemente había vida, añadir nada más. En el futuro no sé si quisiera ser fotógrafo, o si quisiera dirigir un grupo de jóvenes y tomar el trabajo de Tim (bromea entre risas) o trabajar en la música. Hay muchas ideas en mi mente, pero sé que tendré un futuro brillante gracias a este programa, porque hay cosas que me motivan y me veo llegando lejos”, afirmó Castro, un joven de 17 años de ascendencia ecuatoriana-nicaragüense.

Y es que Camden es mucho más que las estadísticas del FBI y lo que se puede ver desde el exterior. Sólo hace falta observar y profundizar un poco para darse cuenta de que, como en todo lugar, se pasean esos seres humanos que día a día buscan hacer la diferencia, no exactamente por diferenciarse de los demás en el sentido egocéntrico, sino con el objetivo de contagiar a otros con la misma energía y entusiasmo capaz de generar un cambio de rumbo y que, finalmente, brille el sol.

“Cuando digo que soy de Camden inmediatamente piensan menos de mi. Me ha pasado con algunos amigos, pero les he probado que están equivocados. Tengo la esperanza de probarle a las personas que Camden no es tan malo como parece ser, existe el bien en Camden, sólo que está cubierto por una nube y necesitamos buscar el camino por donde poder brillar”, compartió Kalanni.

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