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Boricuas triunfan en Cleveland

Por motivo de la convención republicana en Cleveland, aprovechamos para darle un vistazo a la comunidad puertorriqueña en esa ciudad.

Algunos se mudaron hace poco, otros han crecido allá, pero lo cierto es que la comunidad boricua en la ciudad de Cleveland en Ohio no se rinde y cada uno ha logrado salir adelante, por ellos mismos, por sus familias y por su país. 

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Manuel “Lito” Vázquez Vallejo es natural de Ponce y se mudó a Cleveland hace dos años y medio. “Nada como mi Puerto Rico, pero acá hay mejores trabajos, mejores oportunidades. Pude crear mi propio negocio, soy DJ y me gusta, de verdad, siento progreso en mi vida”, afirmó el joven de 26 años. Con él también se fue a Cleveland su esposa, su hija, su papá y su hermana. 

De acuerdo al censo de 2010, Ohio es el décimo estado con más población de puertorriqueños. La cifra alcanza los 94, 965 y al menos uno de los entrevistados por Metro se mudó recientemente a Cleveland con su familia, que es el caso de Lito, de modo que no hay duda de que en los últimos años esa cantidad ha crecido, sobretodo en el contexto de la crisis económica en la isla que ha provocado la emigración de más de 260 mil puertorriqueños a los Estados Unidos. 

Lito tiene dos trabajos en Cleveland. Labora en la cocina de la panadería Las Villas & Deli –donde venden el pan “soba’o” al estilo boricua y los típicos dulces y bizcochos de panadería “100 por ciento boricuas”– y también trabaja como DJ, llevando música y animando fiestas. “Lo que es la salsa, el merengue y la bachata, eso no puede faltar”, relató. Manuel aseguró que la comunidad de borucas en Ohio sigue creciendo. 

En el llamado Poblado Internacional (International Village) está ubicada la Joyería Viejo San Juan. Allí una de las propietarias, compatriota del pueblo de Quebradillas, recibió a Metro. 

“Llevamos en este mismo lugar 16 años. Mi papá es el dueño, somos un equipo. Papi llegó aquí (a Cleveland) en el 1993 y abrió una barbería un bloque más abajo. Ahí duró 6 años en lo que pudo conseguir esta propiedad”, relató Alexandra Pagán, de 28 años. 

Alexandra llegó a Cleveland con sólo tres años y se considera una “Cleveland girl”, aunque siempre viene de visita a Puerto Rico, lugar que también considera “su casa”. “Gracias a Dios hemos podido progresar aquí. Como todos, papi comenzó aquí en una factoría y en dos trabajos. Poco a poco a poco pudo echar pa’ lance y hemos podido lograr lo que llaman el American Dream”, relató Pagán, añadiendo que “estamos en Cleveland representando (a los boricuas)”. 

El recorrido boricua culminó en el restaurante Campus Grilled. Allí nos recibió su propietario, Luis Román, un “nuyorican” cuya familia es natural de Arecibo y San Juan. “Estas son mis memorias de mi crianza, los sabores, los olores, con eso yo crecí. Aquí van a encontrar arroz y habichuelas, pollo, mofongo, pastelón”, dijo Román, de 41 años, mientras de fondo sonaba la sala. Su negocio se ha convertido en uno de los restaurantes latinos más famosos de la zona y de Ohio. Hasta allí llegan boricuas de todas partes del estado, en busca de esas memorias que llevaron a Román a abrir el restaurante que abrió hace dos años y medio. Por supuesto, no puede faltar la música liana en vivo y la barra con mojitos y sangría. 

En el restaurante, la mayoría de los empleados también son boricuas. Una de ellas es Nashalí Díaz, de 19 años. “Llegué a Cleveland porque mi papá se mudó aquí y me gustó la idea de venir y probar, estudiar y salir adelante”, relató la joven que salió de la isla hace cinco años. Nashalí es estudiante de segundo año de psicología y acaba de recibir una beca que le cubrirá el resto de sus estudios en la Universidad de Ohio. 

“En Cleveland hay mucho que hacer. Yo pensé que me iba a sentir sola pero conocí muchos hispanos de Cuba, México, República Dominica, Puerto Rico”, expresó la estudiante universitaria, que también aprovechó para enviare un mensaje a los borucas en la isla. “Si vienen para acá que sea para poner el nombre de Puerto Rico en alto y aproveche las oportunidades, porque mucha gente viene y no se motivan a seguir delante, pero esto hay que usuario como una oportunidad de poner el nombre de Puerto Rico en alto”. 

En la cocina del restaurante también trabaja Karen Nieves, de 38 años. Ella es natural de Ponce y de su mudó con padres a Cleveland en el 1991. “Todavía lo extraño (a Puerto Rico), pero uno se acostumbra. La vida en Cleveland es buena, es sólo saber trabajar y echar hacia delante”, afirmó la madre de dos hijos. 

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