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Infraestructura no aguanta un huracán

El dato. Los meses más intensos de la temporada de huracanes, que ya inició, son septiembre y octubre.

Esta semana un evento de lluvias paralizó por varias horas la zona metropolitana, lo que, según expertos consultados por Metro, es la evidencia de los problemas de infraestructura que tiene el país.
De acuerdo con el planificador Félix Aponte Ortiz, Puerto Rico está en el momento histórico más vulnerable por los factores climatológicos y de infraestructura.

“La infraestructura de agua, de electricidad y vial está comprometida porque no la hemos modificado ni la hemos atinado a  programas de mantenimiento preventivo, ni siquiera a mantenimiento remediativo, y la exposición a vientos fuertes y lluvias fuertes van a tener un impacto sustancial que va a alterar la capacidad de funcionamiento de esos elementos fundamentales, que es agua y energía”, apuntó el profesor de la Escuela Graduada de Planificación de la Universidad de Puerto Rico.

El académico recalcó que otro elemento importante es el económico.

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“Eso se combina con la circunstancia social y económica en la que estamos. Estamos ya en un proceso de 10 años de restricción consecutiva económica. Así que las instituciones del Estado que están organizadas para tener respuestas a estos eventos están en su condición más débil y más frágil. Así que el panorama que se enfrenta es extremadamente retante, y no es que no hayamos tenido ciclones en el pasado, pero la experiencia de un ciclón todavía  con tres millones de habitantes no la hemos tenido con una situación tan frágil en términos de infraestructura”, sentenció.

Aponte Ortiz hizo la salvedad de que el evento de este miércoles fue “débil”, pero advirtió que el riesgo “a que un evento grande de lluvia se produzca y cause mucho daño está muy latente”, por lo que “el país tiene que hacer transformaciones a nivel de infraestructura para adaptarse a los cambios en el clima”.

Por su parte, la planificadora Sara Aponte subrayó que el país está “peor que cuando pasó el huracán Georges, porque esa infraestructura no está atemperada a nuestra realidad urbana”.  La profesora de la Universidad Politécnica expuso que al problema del drenaje se le suma la situación del tendido eléctrico obsoleto. “Si llega a haber un huracán con agua y con viento, la situación sería caótica”, apuntó.

Sobre el sistema de manejo de aguas pluviales, ambos planificadores coincidieron en que la infraestructura no cuenta con la capacidad para los eventos que se registran, y los desperdicios orgánicos y humanos imposibilitan el flujo del agua. 

“La ciudadanía tiene que estar más comprometida en no tirar basura en los ríos,  en los cuerpos de  agua,  porque muchas de estas inundaciones se deben a los escombros que obstaculizan el drenaje, y eso, sumado a un sistema pobre de drenaje, hace que pase lo que pasó”, insistió Aponte.

Ahora bien, para minimizar el impacto de los eventos de lluvia y huracanes, es necesario comenzar a implementar medidas de adaptación, como remover material impermeable en las zonas urbanas para disminuir el caudal de agua que se dispensa por el drenaje, bajar la temperatura de la ciudad y mejorar la calidad del aire.

“No conozco de un solo proyecto que yo diga se hizo con los fondos ARRA (fondos federales de la Ley de Reinversión y Estímulo Económico Federal (American Recovery and Reinvestment Act)). Eso fue una oportunidad que perdimos para hacer inversiones de este tipo, de adaptación del espacio construido a estos cambios que ya están expresándose. A una escala menor se pueden hacer estas transformaciones de reducir la impermeabilización”, expuso Aponte Ortiz, al recordar que para la isla se destinaron unos $6,000 millones en el 2009.

 

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