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Columna de Yolanda Rosaly: El sexo, la violencia y el desnudo en 'Fatmagül'

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Más allá del encanto de ‘Fatmagül’ que salta a la vista y del que les he hablado, existen otros elementos de esta teleserie que echan por tierra varias teorías que por años hemos dado por ciertas. Aparte de haber sido grabada casi en su totalidad en exteriores, y de esta forma contar con la oportunidad de disfrutar de paisajes hermosos y muchas veces exóticos nunca antes vistos, irónicamente es la ausencia de ciertos elementos los que también han sido claves para su éxito.

Me explico: ¿Ha visto usted en ‘Fatmagul’ alguna escena erótica? ¿Ha observado algún desnudo femenino o masculino o alguien en traje de baño sin justificación? De hecho, no recuerdo haber visto a nadie con poca ropa ni cuando hubiera podido venir al caso. Tampoco las actrices han lucido ropa ceñida al cuerpo, inclusive, aquellas que pudieran verse espectacularmente con ese estilo de vestuario. Por el contrario, las piezas seleccionadas han sido por demás exquisitas en los personajes que lo ameritan y muy acertadas en aquellos de extracción más humilde. Porque están claros de lo esencial: el libreto, la historia.

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Al mismo tiempo, no hemos visto torsos masculinos al desnudo aún cuando varios de sus actores cuentan con los atributos indispenables para exhibirlos. Ni mucho se han presentado escenas de ‘cama’ más allá de lo indispensable y únicamente insinuando lo que ha pasado o está por acontecer. ¡Es más, ni tan siquiera han habido besos apasionados! Hasta el momento hemos observado los justos y necesarios en escenas de muy buen gusto. Dicho sea de paso, el hecho de que no haya habido besos en momentos que los esperábamos le ha impartido más emoción a la trama.  

Como si todo lo anterior fuera poco, tampoco se ha incluído violencia explícita, de esa que me pone nerviosa y que raya en la morbosidad o, simplemente, es ofensiva a la vista y al alma. Por dar un ejemplo, quizás el más importante, la escena de la violación fue perfectamente cuidada como para dejar claro lo que ocurrió sin ofender la sensibilidad de aquellos que nos impactamos, más que otros, con estas interpretaciones.

Entonces, la teoría que por años hemos escuchado y que, de hecho, en gran parte de los casos ha funcionado se ha desvanecido con ‘Fatamgül’. Eso de que “el desnudo, el morbo, la violencia, la crudeza, la sensualidad (o sexualidad) es lo que vende, lo que gusta a la mayoría, lo que da ‘rating’, lo que lleva al éxito” no ha sido, por ninguna razón, lo que ha llevado a esta teleserie a lograr un éxito sin precedentes o que no veíamos desde los años 80 con la telenovela ‘Coralito’, por ejemplo.

Todo esas ‘estrategias’ utilizadas en telenovelas y otros géneros, en ‘Fatmagül’ las han sustituído con un libreto espectacular que incluye un elemento que ha sido indispensable: los silencios acompañados de gestos, miradas, movimientos genialmente interpretadas y musicalizadas a la perfección. Además, sus creadores detectaron perfectamente aquellos momentos o escenas cruciales, que saben van a impactar y estremecer positivamente al público utilizando la técnica de cámara lenta y, de esta forma, nos brindan la oportunidad de disfrutarlas y saborearlas de principio a fin.

Así las cosas, ¿Cuál es la clave del éxito de ‘Fatmagül’? A mi entender, lo antes mencionado y añado: lo real de sus personajes. Contrario a lo hemos percibido en cientos de culebrones tradicionales, los personales de ‘Fatmagül’ son creíbles. Por mencionar sólo a algunos, ¿Quién no conoce a alguien igual o muy parecida a la venenosa de ‘Mucades’? Yo sí… ¿O a alguien tan afable como ‘Evenay’, a un hombre guapo y bueno como ‘Kerim’ (porque los hay…), a un joven tan dulce y noble como ‘Rahmi’, a una chica tan tímida y buena como la propia protagonista, ‘Fatmagül’ y a unos ‘hijuelas’ como ‘Selim’, ‘Erdogan’ y el propio ‘Mustafá’, este último víctima de su debilidad de espíritu al igual que ‘Vural’? Creo que todos hemos tenido cerca a personas con estas características.

Y, como ya he mencionado en columnas anteriores, la fotografía, los paisajes y las tradiciones que para muchos son nuevas, muy diferentes a lo vivido, representan un atractivo único. En fin, como se habrán dado cuenta… ¡Me encanta ‘Fatmagül’! Es una producción inteligente, de altura en todo el sentido de la palabra. Y he escuchado y leído que existen unas cuantas más que van en esa misma línea… ¡Bienvenidas sean!

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