La Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) recibió combustible que no cumplía con los parámetros de azufre establecido por la Agencia de Protección Ambiental (EPA), pero personal de la corporación pública alteró con las cifras para que pareciera que estaba en cumplimiento.
Así lo confirmó el químico y exfuncionario de la AEE, Abraham Ortiz Chárriez, quien fue parte del equipo que realizó una auditoría entre el 2009 y 2010 en la corporación pública, durante su testimonio en la vistas públicas de la Comisión Especial para investigar los procesos de compra y uso de petróleo.
“Lo que estamos diciendo de 500 a 600 cargamentos fueron falsificados. Esa fue la frase que uso la corte en la sentencia de ese caso […] Se estableció que esas muestras tenían alto contenido de azufre. Que la persona que hizo el análisis lo puso apropiadamente en el certificado y lo entregó a sus superiores y esos superiores instruyeron a que se borrara con liquid paper y se pusiera un número falso que demostrara cumplimento. El certificado que sale demostraba que cumplía porque era falsificado y los cargamentos eran aceptados”, relató el químico.
Recomendados
Culmina el periodo para solicitar el voto ausente o voto adelantado para las primarias de junio
El universo creativo en Poli/Gráfica desafía las normas y explora las presiones existenciales
Abierto el DE a medidas ecoamigables inmediatas para lidiar con el calor
Ortiz Chárriez indicó, además, que las irregularidades relacionadas con el combustible no se limitaban al azufre. “El comité auditor tenía unas 14 cajas de documentos llenos de evidencia donde se prueba que las irregularidades no se limitan al parámetro de azufre. Por lo menos conocíamos de 10 casos”, dijo.
De hecho, el exfuncionario hizo referencia durante su testimonio al caso de la barcaza Tennessee, en el que se evidencio las prácticas cuestionables a la hora de certificar el nivel de azufre del combustible que se compra en la corporación pública y que a su vez dio paso a un informe que posteriormente fue alterado.
Fue el laboratorio Alchem, que había sido contratado por la AEE, quien informó que los niveles de azufre sobrepasaban los limites permitidos por la EPA, mientras que el suplidor del hidrocarburo había provisto un certificado del laboratorio Inspectorate, el cual reflejaba que el cargamento que guardaba las especificaciones correctas.
“En el momento en el que la barcaza Tennessee llega a la Autoridad el 19 de mayo del 2010, ya hacía varios meses que el grupo evaluador estaba planificando la auditoría. Ya se habían hecho algunas visitas, se habían observado algunas entregas de combustible y ya había información preliminar de lo que habíamos considerado como irregularidades en los recibos”, detalló Ortiz Chárriez.
Ortiz Chárriez apuntó, además, que cuando se comenzó a ejecutar la investigación la molestia en la AEE y fuera de ella era evidente. “Había una hostilidad notable desde que comenzaron los trabajos de auditoria y en ánimo de ser justos nos puedo decir que se limitaban a William Clark. Había una hostilidad notable en los laboratorios privados. Clark se manifestaba por protestas escritas, pero en el caso de los laboratorios privados observábamos que no había diligencia para proveer los documentos que necesitábamos tener disponibles”, contó.