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Opinión: Siempre habla el que menos puede

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Hay un refrán que dice que siempre habla quien menos puede. Dicha frase me vino a la mente al escuchar las expresiones del exgobernador Aníbal Acevedo Vilá sobre el manejo de las finanzas públicas y la administración gubernamental.  Y es que, para poder hablar de prudencia y el manejo eficaz de las finanzas públicas, quien pretenda que se le trate en serio debe haberse ceñido a dicha práctica tanto en lo personal como en la gestión pública/profesional, cosa que todos sabemos que no hizo el exgobernador.

Como parte de su regreso a la palestra pública y de su ofensiva como coronel del ejército soberanista, esta semana el exgobernador Acevedo Vilá esbozó el planteamiento de que el Gobierno federal debe asumir la deuda del Gobierno de Puerto Rico, la cual sobrepasa los $70 mil millones de dólares.

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Aunque a todos nos parezca absurda esta idea, no debe sorprendernos al considerar de quien viene: la misma persona que en su campaña a la reelección en el 2008 proponía que el Gobierno federal nos adelantara los fondos federales correspondientes a los próximos 40 años; la misma persona que al abandonar La Fortaleza en el 2009 dejó el déficit más grande en la historia de Puerto Rico, $3.3 mil millones.

Como si fuera poco, una de las razones por las que este enfrentó un juicio en el Tribunal Federal fue su falta de prudencia al pretender vestir con trajes que costaban miles y que eran costeados por empresarios populares que hacían negocios con el Gobierno. Aníbal tampoco pagó la millonaria deuda que tuvo con sus abogados, lo cual se hizo a través de colectas, radiomaratones, etc., y la concesión de millonarios contratos con el Gobierno. Así, pues, esta “gran idea” viene de una persona que está acostumbrada a que otro sea el que pague la cuenta.

El peligro de una propuesta como esta es que, ante la incapacidad de las personas que ocupan posiciones de liderato en este Gobierno, estamos seguros de que ya algunos de ellos le han dado consideración al tratarse de la salida más fácil en lugar de buscar propuestas reales para solucionar la crisis fiscal que enfrenta la isla.

De hecho, en lugar de presentar un plan para reducir gastos en el Gobierno a corto, mediano y largo plazo, eliminar gastos innecesarios y congelar la nómina gubernamental, este Gobierno ha optado por políticas igual de descabelladas ante una crisis fiscal, aumentaron el presupuesto, aumentaron los gastos de publicidad  y continuaron la contratación desmedida en el Gobierno. Esto, financiado con decenas de nuevos impuestos que le han sacado sobre $2 mil millones del bolsillo a los contribuyentes y que han provocado la contracción de la economía, aumentos en el desempleo, la caída de los índices económicos, históricas cifras en quiebras de individuos y empresas, el estancamiento de la construcción, la caída estrepitosa en la venta de viviendas y autos, entre muchísimos otros.

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