Miles de brasileños salieron a las calles el domingo en varias partes del país para exigir la renuncia de su presidente después de que la corte suprema le abriera una investigación por supuestamente aprobar pagos para comprar el silencio de un ex legislador que ya está en la cárcel.
Las acusaciones contra Michel Temer han vuelto a sumir a la nación más grande de América Latina en una crisis, que ha acarreado el desplome de la moneda y el mercado accionario local y paralizado una serie de reformas dirigidas a sacar a la economía de su prolongada recesión.
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Hace un año Temer había asumido la presidencia de manera interina debido al proceso contra su predecesora, Dilma Rousseff, que fue destituida finalmente.
Ahora, aumentan las presiones para que Temer renuncie o sea sometido a juicio político. La más reciente organización en sumarse a esa demanda es el Colegio de Abogados de Brasil que aprobó el sábado en la noche presentar al Congreso una petición para que Temer enfrente juicio político.
El domingo, centenares de personas que se protegían de la lluvia con paraguas o bajo los pórticos de inmuebles en Sao Paulo exigieron la renuncia de Temer.
Muchas personas dijeron que rechazan a Temer desde que sustituyó a Rousseff por considerar que el juicio político contra la mandataria fue ilegítimo y tuvo trasfondo político.
El domingo, los inconformes protestaron contra las propuestas de Temer de flexibilizar las leyes laborales y cambiar el sistema de pensiones, así como contra el mandatario debido a las recientes acusaciones.
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“Estamos aquí para expulsar a Temer del gobierno por ser un dirigente golpista, estar en contra de los maestros” y los demás trabajadores, dijo la profesora de Biología Tatiana Camargos, de 41 años.
Otras personas dijeron que las revelaciones más recientes confirmaron sus sospechas sobre la corrupción generalizada que permea el país.
“Es gracioso, porque siempre decíamos que robaban”, afirmó la trabajadora del metro, Ana Borguin, de 28 años. “Pero de hechos ahora tenemos pruebas concretas y lo peor es que lo hacen abiertamente, hablan de millones como si se tratara de ir de compras”.