Las 82 niñas nigerianas liberadas recientemente después de más de tres años de estar en manos del grupo extremista Boko Haram se reencontraron con sus familias por primera vez.
Algunas de las familias estaban en Abuya, la capital, donde fueron transportadas las niñas tras su liberación a principios de mes.
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Fue el mayor número de rehenes liberadas desde que Boko Haram secuestró a 276 niñas de la comunidad Chibok de su escuela en 2014. Cinco comandantes del grupo extremista fueron liberados a cambio de las niñas, y el gobierno de Nigeria ha dicho que hará más intercambios para conseguir el regreso de las otras 113 que siguen desaparecidas.
Muchas de ellas, en su mayoría cristianas, fueron forzadas a casarse con los extremistas y han tenido hijos. Algunas se han radicalizado y se han negado a regresar. Se teme que algunas hayan sido usadas en ataques suicidas.
El secuestro en masa de abril del 2014 captó la atención internacional sobre la mortífera insurgencia de Boko Haram en el norte de Nigeria, con miles de asesinatos y secuestros. Desató el lanzamiento de una campaña internacional que atrajo el respaldo de diversas figuras, incluida la entonces primera dama estadounidense Michelle Obama. Miles de personas han sido secuestradas en la insurgencia de ocho años de los extremistas y más de 20.000 han muerto.
La libertad de las 82 niñas este mes ocurrió luego que un grupo inicial de 21 niñas fuera liberado en octubre. El gobierno de Nigeria ha admitido que negoció su libertad con Boko Haram, con mediación de Suiza y la Cruz Roja Internacional.
Los dos grupos de niñas liberadas se reunieron el sábado, reportó la televisora nigeriana Channels TV, que las mostró riéndose y abrazándose.
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Desde la nueva liberación, muchas familias en la remota comunidad de Chibok han estado esperando para saber si sus hijas están entre el grupo. El gobierno dio a conocer una lista y se pidió a los padres que confirmasen las identidades de las niñas por medio de fotos.
Ambos grupos han estado bajo cuidado del gobierno en la capital como parte de un programa de reintegración de nueve meses que el presidente Muhammadu Buhari ha dicho que supervisará personalmente. Pero grupos defensores de los derechos humanos han criticado al gobierno por mantener a las jóvenes tanto tiempo lejos de sus familias.