WASHINGTON (AP) — El presidente Donald Trump despegó el viernes de Estados Unidos para iniciar su primer viaje al extranjero, dejando atrás un torbellino en el país. Antagónico y quejándose, Trump no pudo resolver la víspera cuestiones sobre las investigaciones sobre su campaña y sus primeros cuatro meses en la Casa Blanca.
El presidente parte tras haber negado fervientemente que su campaña colaboró con Rusia o que él trató de frenar una pesquisa del FBI sobre el asunto _ y dijo que es el presidente más hostigado en la historia. Incluso sus enemigos, dice Trump, reconocen su inocencia.
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A una pregunta directa de si él había hecho algo que mereciese enjuiciamiento o incluso un juicio político, Trump dijo no _ y entonces añadió: “Pienso que es totalmente ridículo. Todo el mundo lo cree”.
Sin embargo, eso no es así.
Mientras Trump tuiteaba y expresaba su indignación en la Casa Blanca, el subsecretario de Justicia Rod Rosenstein, que nombró a un fiscal especial para encabezar una investigación federal independiente sobre los lazos entre Trump y Rusia, se reunió privadamente con senadores. De acuerdo con varios de ellos, él contradijo las declaraciones de Trump de que una crítica escrita de Rosenstein sobre el director del FBI James Comey había sido un factor en el despido de éste por el presidente.
Rosenstein regresa el viernes al Capitolio para otra sesión a puertas cerradas, esta vez con la Cámara de Representantes.
Trump inició el viernes por la tarde su primer viaje al extranjero y su equipo había guardado esperanzas de que el torbellino en casa se hubiera al menos calmado para entonces.
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El avión presidencial despegó el viernes de la Base Andrews en Maryland, a las afueras de Washington, acompañado de la primera dama Melania Trump, su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner, así como un grupo de altos asesores y periodistas que cubren el viaje.
La primera escala de su gira será en Arabia Saudí, en donde se dirigirá en una cumbre de líderes árabes y musulmanes. Posteriormente realizará visitas a Israel, el Vaticano, Bruselas y Sicilia.
En tanto, los congresistas republicanos alojaban la misma esperanza de una mayor calma, pensando que el nombramiento de un fiscal especial pudiera dejarles libres para trabajar en la reforma de impuestos y otros asuntos sin distracciones mayores.
Trump dijo que está a punto de nombrar un remplazo para Comey, en otro esfuerzo para calmar las aguas. El exsenador de Connecticut Joe Lieberman era considerado el favorito.
No obstante, no se avizora la calma.
El jueves, Rosenstein habló con el Senado sobre su decisión de nombrar al exdirector del FBI Robert Mueller para encabezar la investigación independiente sobre los posibles lazos de Trump con Rusia.
Varios senadores dijeron que Rosenstein evitó dar detalles específicos, pero dejó claro que Mueller tiene amplia libertad para llevar la investigación a donde sea, incluso a cargos potencialmente penales. Pese a la furiosa reacción del presidente que llamó la decisión “una cacería de brujas”, varios republicanos saludaron el nombramiento y expresaron esperanzas de que restaure alguna compostura a una capital sumida en caos.
Una información importante emergió de la reunión de Rosenstein con los senadores: él les dijo que ya sabía que Comey iba a ser despedido cuando estaba escribiendo el memorándum que Trump citó como justificación para el despido del director del FBI. El propio Trump ya había contradicho su explicación, diciéndoles a reporteros previamente que él ya había decidido despedir a Comey.