El presidente Donald Trump abrió el lunes la puerta a una futura reunión con el mandatario norcoreano Kim Jong Un, en un momento de crecientes tensiones nucleares.
Aunque la Casa Blanca minimizó las perspectivas de tal reunión en el corto plazo, los comentarios conciliatorios de Trump marcaron un cambio respecto a su tono más implacable hacia Corea del Norte en días recientes. Marcó además una nueva oscilación mientras el gobierno de Trump batalla para articular su política para atender la creciente amenaza del programa nuclear norcoreano.
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“Si fuera apropiado que yo me reúna con él, definitivamente lo haría, sería un honor hacerlo”, dijo Trump a Bloomberg News.
Siendo candidato presidencial, Trump insinuó que estaba abierto a reunirse con Kim, pero no lo había repetido desde que asumió el cargo. Las nuevas pruebas de misiles por parte de Corea del Norte y su avance hacia el desarrollo de un arma nuclear capaz de atacar la parte continental de Estados Unidos, han convertido a la aislada dictadura comunista en una de las principales preocupaciones de seguridad nacional para Estados Unidos.
Luego de calificar la “paciencia estratégica” del presidente Barack Obama con Corea del Norte como un total fracaso, Trump y sus asistentes dicen que están tomando una estrategia más agresiva, y han advertido en ocasiones sobre una potencial confrontación militar si la nación asiática no cambia de rumbo. Estados Unidos ha planteado la posibilidad de un ataque preventivo si Pyongyang realiza otra prueba nuclear.
No obstante, en otras ocasiones el gobierno de Trump ha tentado con ofrecimientos. Ha hablado de restablecer negociaciones con Corea del Norte e incluso ha insinuado que reanudaría la ayuda alimentaria al país una vez que comience a desmantelar su programa nuclear y el de misiles.
En un punto, al fin, Trump y su equipo han sido consistentemente claros: una solución requiere a China, el mayor socio económico de Corea del Norte. Trump tiene la esperanza de que China pueda presionar a Corea del Norte hacia una desnuclearización pacífica. El gobierno de Obama buscó sin éxito el mismo objetivo durante años.