Los mitos sobre la existencia de una ciudad oculta debajo del barrio “La chinesca” de Mexicali, localidad mexicana colindante con Caléxico (EE.UU.), no tienen que ver con el tráfico de drogas o de inmigrantes, sino con un pasado oriental que aun se deja ver y sobre todo paladear.
Bajo las edificaciones del centro de Mexicali, la capital del estado mexicano de Baja California, donde a principios del siglo XX llegaron miles de inmigrantes chinos para trabajar en el cultivo del algodón, existe un entramado de subterráneos que se supone que alguna vez estuvieron conectados entre si.
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Ostentosos casinos y fumaderos de opio son los escenarios de los mitos y leyendas creados en torno a la ciudad oculta en “La chinesca”, pero lo más cercano a la realidad, según los investigadores, es que la comunidad asiática se refugiaba allí para protegerse de las elevadas temperaturas de Mexicali, que en el verano pueden llegar hasta 45 grados (113 grados Fahrenheit).
Por algo en esta urbe de poco más de un millón de habitantes existe un “Monumento a la ciudad que capturó el sol”.
Ahora los curiosos pueden imaginar esa vida subterránea en los recorridos culturales organizados por el catedrático de la Universidad Autónoma de Baja California Víctor Martínez Ceniceros.
Al bajar las estrechas escaleras que conducen a uno de los subterráneos, donde ahora está instalado un pequeño museo con máscaras orientales, antiguas fotografías de familias chinas, reliquias y vestimentas, se respira un aire más denso.
“Las condiciones de los sótanos actualmente son inhabitables, el olor a fosa es muy fuerte, muchos de ellos se encuentran inundados y se llenan de moscas”, relata a Efe Martínez, quien también dirige la organización Esto es Mexicali.
El catedrático señala que la comunidad oriental ya no vive en los sótanos, sino en callejones y departamentos aledaños al centro de la ciudad, así como en distintas zonas de Mexicali, que es una de las ciudades con mayor renta per capita de México. La mayoría de los inmigrantes chinos llegaron en los primeros años del siglo XX para laborar en las tierras de cultivo de la empresa estadounidenses “Colorado River Land Company”, quienes arrendaban las tierras en territorios mexicanos.
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De acuerdo a datos del censo poblacional de 1915, el 75 % de los habitantes de Mexicali eran oriundos del continente asiático, lo que significa que superaban por mucho a la población mexicana.
De ahí, añadió Martínez, que surgiera el tradicional barrio “La Chinesca”, que se pobló de restaurantes, cantinas y tiendas de abarrotes de esa comunidad.
Actualmente la Cámara de la Industria de Alimentos y Restauranteros (Canirac) indica que existen 350 restaurantes chinos en la ciudad, lo que atrae a miles de turistas gastronómicos al año.
Luis Manuel Chong Sam, coordinador cultural de la Asociación China de Mexicali, dijo a Efe que no se ha logrado tener una estadística oficial de la cantidad de orientales que viven en Mexicali, porque mucha de la inmigración es ilegal.
“Pero sacando un cálculo se estima que hay 5.000 chinos, pero muchos llegan de forma ilegal y no tienen un registro”, dijo.
De acuerdo a testimonios de familias chinas, agregó, existen registros orales de la existencia de vida en los subterráneos.
“Sí se platica mucho de la existencia de casinos y practicas de juegos de azar, he conversado con personas que me cuentan que enfermeras y doctores bajaban a los subterráneos a inyectar o atender a los orientales”, relató.
El responsable de la Asociación China de Mexicali rememoró cuando en 1923 un incendio en “La Chinesca” reveló el misterio de una ciudad subterránea oculta. Le siguieron los incendios que devastaron el barrio oriental en 1945 y 1992 y la vida subterránea se fue olvidando.
Hoy en día la mayoría de los sótanos sirven de bodegas para los negocios, otros se encuentran inhabitables, inundados, con olores fétidos y en las penumbras.
Pero algunos, han sido rescatados, y se han convertido en testimonio de una historia que se niega a desaparecer, y que en ocasiones, se vuelve leyenda.