Con los brazos levantados hacia el cielo, decenas de miles de haitianos subieron a un monte para rezar y tratar de renovar su espíritu en una de las muestras más grandes de fe durante el Viernes Santo en Latinoamérica. Algunos levantaban sus pasaportes al cielo para pedir visas y otros querían amor o curar enfermedades. Otros más rezaban por la paz un día después de que el Consejo de Seguridad de la ONU votara para terminar la operación de los cascos azules —algunos de los cuales han sido acusados de cometer abusos sexuales— luego de 13 años en el país. En Bolivia, cerca de 200 artistas trabajaban en esculturas de arena inspiradas en las parábolas y la vida de Jesús. Las grandes figuras en el Arenal de Cochiraya, a las afueras de Oruro, incluían a Cristo en la cruz y un soldado romano. En Brasil, en la ciudad histórica de Pirenópolis, se realizaba la tradicional representación de la crucifixión con actores de todas las edades, incluyendo una niña que veía atónita el momento en el que Jesús era condenado por Poncio Pilato. En México, en la ciudad de Taxco, las conmemoraciones comenzaron desde la noche del jueves y hasta la madrugada del viernes. En éstas, los penitentes cargaban bultos espinosos, arrastraban cadenas y se daban latigazos para acercarse a Dios. La tradición llegó de España y data de la época de la colonia. La Semana Santa conmemora los últimos días de vida terrenal de Jesucristo, culmina con la crucifixión el Viernes Santo y su resurrección el Domingo de Pascua.
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