LONDRES (AP) — Claire Brynteson tenía casa propia, un trabajo y una mesa en el comedor que no usaba nadie cuando sus hijos se iban todas las mañanas.
Cuando dio con un volante que decía que podía ganar dinero alquilando las sillas de su mesa a gente que necesita un espacio para trabajar por un período corto, no lo pensó dos veces y ofreció su casa en el portal Spacehop. Una especie de Airbnb para oficinas.
PUBLICIDAD
“Me pregunto por qué tomó tanto tiempo esto dado que Airbnb está dando vueltas desde hace rato”, comentó Brynteson en su casa del sur de Londres. “La gente lleva bastante tiempo ganando dinero alquilando su casa a visitantes por una noche. Esto es menos invasivo” ya que no pasan la noche.
El aumento de la gente que trabaja por su cuenta y los altos costos de las oficinas alimentan la demanda de sitios para trabajar temporalmente y han surgido un puñado de empresas que alquilan espacios por horas. Vrumi, fundada en el 2015, dice que tiene 5.000 usuarios registrados y 11.000 metros cuadrados (120.000 pies cuadrados) de espacio para alquilar en todo el Reino Unido. Spacehop, con sede en Londres, se sumó al mercado el año pasado, igual que Breather, que también opera en Canadá y Estados Unidos.
Es la última novedad en el mundo de la “economía compartida”, en la que personas que quieren algún dinero extra montan pequeños negocios a partir de la internet y de aplicaciones para los teléfonos. El espacio se ha convertido en un producto y la agente alquila espacios para que alguien estacione el auto durante el día, áticos a personas que necesitan guardar cosas que no caben en sus departamentos y parte de sus jardines a quienes quieren cultivar sus propios tomates.
Boxful, de Hong Kong, promete simplificar su vida recogiendo y almacenando cosas que una persona acumula pero no necesita. En España, LetMeSpace ofrece desde espacios para estacionar el auto hasta espacios para guardar cosas. Hay bares que alquilan espacio por la mañana para gente que necesita un sitio tranquilo para trabajar, según Catherine Cottney, directora de tendencias en la firma investigadora Mintel.
“La gente se ha dado cuenta del valor que tiene el espacio y trata de maximizarlo”, indicó.
PUBLICIDAD
Con una gran cantidad de inversionistas y una población emprendedora que sabe mucho de computación, el Reino Unido está a la cabeza de esta tendencia en Europa. Los ingresos generados por estas plataformas se han más que triplicado, para llegar a 1.100 millones de dólares, entre el 2013 y el 2015, de acuerdo con PwC. El alquiler de espacios para trabajar de día o para dormir, como Airbnb, representó el 27% del total. A nivel mundial, PwC calcula que los ingresos de la economía compartida fueron de unos 15.000 millones de dólares en el 2015.
La nueva onda de alquilar oficinas por horas es producto de otros cambios profundos en el mundo laboral.
Cary Cooper, experto en estos temas de la Alliance Manchester Business School, dijo que le sorprende que el modelo de Airbnb no haya sido usado antes para alquilar espacios para oficina y cree que la tendencia seguirá aumentando a medida que los millennials buscan flexibilidad y otros tratan de generar ingresos. El grupo de estudios Resolution Foundation dice que la gente que trabaja por su cuenta representa el 45% del crecimiento que hubo en el empleo en Gran Bretaña desde el 2008.
“Es consecuencia de la recesión y de que la gente no tiene trabajos fijos”, dijo Cooper. “Los grandes empleadores no quieren asumir compromisos con la gente”.
Lavinia Osbourne puso en marcha su propio negocio de asesoría financiera tras la crisis económica mundial y descubrió que trabajando desde casa era difícil reunirse con sus clientes. Dice que los locales de Starbucks y los lobbies de los hoteles no le ofrecen la tranquilidad que necesita.
“Odio Starbucks”, declaró la mujer de 40 años. “Hay mucho ruido. Es sucio. A veces no puedes sentarte o no encuentras un enchufe que funcione”.
En los hoteles, “si te quedas mucho tiempo, te empiezan a mirar mal”.
¿La solución? La mesa de comer de Brynteson, donde cineastas, empresarios y novelistas se sientan a trabajar con otras personas creativas.
Cobra 22 libras (27 dólares) por ocho plazas en su mesa, WiFi, acceso a la cocina y al baño. Su casa tiene lindas vistas a una calle arbolada y un gato, Coco.
Brynteson ha alquilado su casa a turistas a través de Airbnb y está acostumbrada a tener extraños alrededor suyo. Cuando se dio cuenta de que hay gente que paga por sentarse en su mesa, se asoció a Spacehop.
“Al final de cuentas, nunca hay nadie allí”, expresó, aludiendo a su mesa.
La empresa revisa los antecedentes de la persona que ofrece una oficina y de quien la alquila, corrobora que su teléfono celular funciona, su identificación y la dirección de correo electrónico. Hasta ahora no ha habido problemas.
La oficina portátil ofrece salidas a todos aquellos que terminaban en cafés donde no siempre encontraban mesas o enchufes. Pueden trabajar sin distracciones y recibir clientes con cierta privacidad.