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Los demócratas inician el proceso de reconstrucción del partido eligiendo un nuevo presidente nacional que estará a cargo de convertir la amplia oposición al presidente Donald Trump en victorias electorales.
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En vísperas de la votación del sábado, el ex secretario del Trabajo Tom Perez y el representante de Minnesota Keith Ellison hicieron esfuerzos finales el viernes para conseguir el respaldo de centenares de líderes partidistas estatales, donantes y activistas que forman el Comité Nacional Demócrata y determinan su dirección.
Los partidarios de Perez dicen que éste está al borde de la mayoría requerida. Ellison mantiene que sigue siendo un candidato viable. Un puñado de otros candidatos tienen esperanzas de que ni Ellison ni Perez consigan la mayoría necesaria, lo que abriría la contienda para otras rondas de votación.
Los dos favoritos prometen oponerse de manera agresiva al gobierno de Trump, al tiempo que reconstruyen el partido a nivel estatal y local — una admisión tácita de que la infraestructura partidista se debilitó durante los ocho años de Barack Obama en la Casa Blanca, pese al éxito electoral del presidente. Los resultados lo muestran: los republicanos controlan ahora la Casa Blanca, el Congreso y casi dos terceras partes de las legislaturas estatales y gubernaturas.
“Estamos peleando por un partido que no es el estatus quo”, dijo Ellison a sus partidarios el viernes por la noche, y argumentó que los demócratas se han vuelto demasiado tímidos y perdido contacto con demasiados votantes en todo el país al abandonar a la clase trabajadora. La clave, dijo, es “llamar a las puertas y hablar con la gente” al tiempo que se trabaja por políticas que los beneficien. “Necesitamos un debate”, dijo. “Ustedes no tienen miedo. Yo no tengo miedo. Hagámoslo”.
En una recepción cercana, Perez dijo que el partido debe ser el centro de la resistencia a Trump.
Perez prometió ayudar al partido a capitalizar el creciente movimiento de oposición a Trump.